martes, 1 de mayo de 2012

¿“PARTICIPACIÓN OBLIGADA” O DEMOCRÁTICA?

En relación al tema de la participación ciudadana han sido muchísimos los puntos de vistas y debates. No obstante, a propósito de la forma inconsulta de cómo se aprobó la nueva Ley del trabajo en los predios del poder centralista de Miraflores y, las posteriores movilizaciones de una porción importante de personas “compulsivamente”, para que con su sola presencia avalarán, sin conocer su contenido, el texto completo de la segunda ley de importancia, después de la Constitución Nacional; la cual regulará a partir de ahora, las relaciones trabajadores-patronos; vuelve a convertirse por la realidad política del país, en un escenario prioritario del debate nacional.

En consecuencia, esa concepción de la participación del oficialismo en Venezuela, tiene que ser combatida, porque aparte de violar el principio aceptado universalmente de que ésta debe ser “consciente y voluntaria”; viene a chocar, además, con los postulados principistas de la vigente Constitución Nacional, que añade, al concepto de participación lo de “protagónica” en la toma de decisiones gubernamentales. Y de no hacerlo así se estaría convalidando una farsa, una engañifa a los ciudadanos; amén de la exclusión social y política.

La participación de los ciudadanos debe aceptarse como un proceso que cada día se distancie de la “intermediación” o de la aberración de que sea el huésped de Palacio él que dictamine desde arriba lo que deben hacer o lo que no, como esos dogmáticos de cualquier religión que se aferran a la incondicionalidad y sumisión acrítica a los protocolos del misterio que ésta encierra. O mejor, la formación militar del personaje que nos ocupa de que, por ser “Comandante en Jefe”, el esquema obediencial es el que opera, so pena, para los disidentes y críticos, de ser tratados como herejes, por lo tanto perseguidos, acosados, encarcelados, despedidos del trabajo o atropellados físicamente; por no plegarse a las “órdenes” que imparte el mandamás de Barinas.

Sin duda, por igual, hay un manejo oportunista y utilitario de esa pesada carga histórico-cultural, donde algunos ciudadanos se prestan delegando en esa especie de “mesías de uniforme verde” la “participación colectiva y protagónica”. Pero que éste convalide y legitime esa situación, no puede ser aceptado; por quién además, pregona a los cuatro vientos, de ser el auténtico promotor del denominado “Socialismo Democrático del Siglo XXI”.

De igual manera, las prácticas clientelares y paternalistas que emplea el gobierno de Chávez, utilizando con descaro los recursos de la renta petrolera y presupuestos de empresas e instituciones del Estado, para lograr la “participación protagónica” de la gente en los eventos del partido de gobierno; también son detestables y repudiables, porque son un muro de contención a la verdadera participación consciente y voluntaria que debemos promover para elevar la fe y la esperanza de futuro de los venezolanos en la creación de un país diferente, democrático, con justicia, estado de derecho y bienestar integral para todos.




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