sábado, 2 de junio de 2012

CLIENTELISMO Y PATERNALISMO: OPIO DEL PUEBLO

El apego incondicional del “chavecismo” a la teoría marxista sobrepasa todos los límites de la tolerancia humana, no sólo por los ataques despiadados a la iglesia católica venezolana a lo largo de estos años por parte de personeros de esta dizque “revolución bonita”, por acogerse sin tapujos al planteamiento de Marx, de la “religión como opio del pueblo”. Sino también por el hecho socio-político de la concentración de poder en manos del Estado y el uso que se le ha dado a éste para crear una casta social clientelar partidista y paternalista; que parafraseando a Carlos Marx, constituye el verdadero “opio del pueblo”, para evitar la emancipación de éste ante el personalismo absolutista y autocrático “chavecista”.

De esta manera, se estima que la nómina de personal del Estado venezolano sobrepasa con creces los tres millones de personas, sobre los cuales pende esa espada de Damocles del despido que acecha a cada instante a humildes trabajadores, que temen dejar sin el sustento diario a sus familias. O porque los programas sociales, incluyendo las “Misiones Sociales”, con su gama de “ayudas”, “subsidios”, “créditos”, beneficencias”, “becas”, “donaciones”; constituyen los componentes de los tejidos “institucionales” utilizados para amarrar la dependencia de millones de personas al Estado paternalista “chavecista”. Con este juego maquiavélico del “clientelismo-paternalismo” se maneja sin escrúpulos la élite que gobierna a Venezuela desde hace 14 años para mantenerse en el poder y chantajear a quienes osen disentir de su pensamiento único y forma de gobernar.

Los petrodólares, el endeudamiento desmedido y las tributaciones han sido los ángeles guardianes para que fluyan sin tapujos inmensos y fabulosos recursos presupuestarios y financieros, que son el sostén incuestionable del “clientelismo y paternalismo de Estado” en Venezuela, pero que paradójicamente, es la antítesis de un modelo de desarrollo sostenible, por cuanto no aparece por ningún lado el trabajo y la ética productiva.

Al contrario se expropian fincas, empresas y comercios productivos, que dejan a miles de venezolanos sin trabajo e ingresos económicos estables y decentes. Dicen los rojitos, que la destrucción del modelo capitalista abriría las compuertas de la utopía irrealizable de un supuesto “socialismo”, que sólo existe en la mente de sus fracasados promotores “chavecistas”. Porque la referencia real de un modelo similar es Cuba y la élite que gobierna a la isla, está impulsando más bien una serie de reformas socio-económicas, que toca los cimientos del “clientelismo y paternalismo de Estado”; por improductivo e inútil ante las crecientes demandas y necesidades de la población y, porque el Estado ya se siente incapaz de seguir soportando la rémora de esa enorme carga fiscal.

Amén de que, en los casos de los regímenes de Venezuela y Cuba, crece como nunca la estela de la corrupción, que se encuentra íntimamente asociada a estas taras sociales del “clientelismo y paternalismo de Estado”. ¡Cambiar este paradigma, convoca sin distingos, a todos los venezolanos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario