martes, 15 de octubre de 2013

LOS MISERABLES CON PODER

Jamás pensaron los dueños del poder rojo en Venezuela que, Víctor Hugo, el escritor inmortal de esa extraordinaria obra, “Los Miserables”, a 14 años del cacareado “Socialismo del Siglo XXI, por esas paradojas de la historia y los desvaríos de los hombres, le enrostrara por la lectura de sus contenidos, sus inconsecuencias y deslealtades con los oprimidos o, excluidos sociales como suelen repetir los voceros oficiales de esta rimbombante retórica teatral dizque “revolucionaria”.

Las críticas que solían hacer (y hacen) por las cadenas mediáticas en contra de las desigualdades y el supuesto fundamentalismo económico del modelo neoliberal capitalista, hoy se estrella salvajemente con la realidad y la verdad de un paradigma autocrático militarista, represivo y cruel que hizo añicos la ética pública al nadar en el mar de la más espantosa corrupción. La degradación extraordinaria y evidente del sistema de justicia. Por promover inhumanas condiciones de vida, trabajo y salariales del proletariado que decían defender. Por generar altos niveles de pobreza, clima de violencia, muerte y desesperanza de miles y miles de nacionales sometidos al más espantoso de los desamparos. O porque el aparato de Estado en la actualidad, se convirtió en una maquina trituradora de todos los derechos constitucionales. Y las palabras “libertad”, “democracia” y “progreso” son calificadas de “subversivas y desestabilizadoras” ante los ojos incrédulos de las desamparados y discriminados por este régimen despótico pro cubano miserable.

Maduro, heredero de Chávez, ha sido corresponsable de que varios grupos de poder expandieran sus tentáculos por todo el tejido institucional y social de la República, para que un Diosdado, Merentes, Ramírez, Andrade, Rangel o El Aissami; en desmedro de los condenados de la tierra, acumularan inmensos capitales, a través de empresas fantasmas o formación de negocios a trastienda, bajo el amparo de mafias enquistadas en esferas del poder del Estado. Víctor Hugo, en sus acciones contra el poder que representaba Napoleón III, lo menospreció con sus escritos satíricos, bautizándolo como “Napoleón el pequeño”. No sé, pero guardando las distancias históricas y de los personajes, Chávez y Maduro han sido tan “pequeños” o mejor tan “miserables”, que algún día este pueblo de noble corazón y de infinita grandeza ante las adversidades, los colocará en el sitio que merecen, muy cercanos sin duda, a los lugares adónde Lucifer dejó plantado para siempre las semillas y formas de castigo ante la maldad y la traición.

Por eso, vamos atrevernos a acompañar a uno de esos personajes históricos de Víctor Hugo, en esta memorable obra “Los Miserables”, para imaginarnos el porvenir: “calles de la ciudad inundadas de luz, ramos verdes en los umbrales, las naciones hermanas, hombres justos, los ancianos bendiciendo a los niños, los pensadores en completa libertad…extinguido el odio, la fraternidad del taller y de la escuela…el trabajo, el derecho, la paz para todos, no más sangre vertida, no más guerras, ¡las madres dichosas!”.


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