¡MILITARISMO AUTOCRÁTICO…ENGAÑIFA CONTRA EL PUEBLO!

No es mi intención de irrumpir contra las instituciones militares y del conjunto de sus componentes señalándolos como los únicos responsables de la grave crisis nacional que padece la República. Pero hay un nivel de corresponsabilidad que no puede ser soslayado y menos aún escudarse en aquello de la doctrina obediencial que priva en las Fuerzas Armadas, donde el verticalismo en las líneas de mando podría alejar cualquier consideración sobre el espíritu democrático que privaría a la hora de la toma de decisiones, en el contexto en una determinada gestión de Gobierno.

El fallecido caudillo de Sabaneta se encargó, con esa habilidad endemoniada para domesticar disensos, de imponer su tesis de la presencia de militares en casi toda la estructura del Estado con el argumento de que son “eficientes y disciplinados” y porque la gente –según él- no estaba preparada todavía para los “procesos de participación transformadora”. De esta forma, el otrora Plan Bolívar 200 fue el gran comienzo de la participación de los militares en la gestión de gobierno “chavecista”. Pero, también el inicio de un fuerte olor al azufre de la corrupción de individualidades militares en estos programas sociales destinados a favorecer a los pobres de Venezuela, aunque se solapó con explicaciones públicas dudosas del propio Chávez -de “pequeños errores”- siendo que fue evidente los desvíos de recursos para determinados fines, hacia otros gastos no determinados o justificados.

Con el tutelaje de Fidel y Raúl Castro de Cuba, Chávez y la élite de incondicionales de la denominada dizque “Revolución Bolivariana y Socialista” se ve fortalecida, aún más, la presencia de militares en todo el aparato institucional del Estado venezolano, quienes son designados por el dedo del caudillo, a ocupar importantes cargos desde Ministros, Gobernadores, Diputados hasta Alcaldes de cualquier municipio del país. No obstante, sin exagerar, los delitos contra el Fisco Nacional, crecieron exponencialmente. A tal punto que, con excepciones de la regla, en la mayoría de los casos de corrupción detectados aparecen involucrados funcionarios militares incondicionales al mismo Chávez. Y él mismo justificaba estos ilícitos con el razonamiento de que estos procesos de “cambio revolucionario” traía consigo muchas “imperfecciones”, muchos vicios, pero que esta “nueva estructura naciente había que cuidarla, potenciarla y fortalecerla”.

Pasado el tiempo, su heredero Maduro, se sienta sobre las bayonetas de los uniformados verde oliva y le es imposible dar un paso sin contar con la venía de esta élite militar. La cual sin duda, es la que posee las riendas del poder de la República. Así mismo por los desvaríos de Maduro y su evidente incapacidad para manejar con destreza los asuntos del Estado y la sociedad, las contradicciones internas han aflorado y en los círculos sociales se habla de un gran descontento, porque la crisis nacional con fuerte inclinación de rumbo al despeñadero económico, social y político; los coloca en una difícil situación.

El rumor de fuertes estallidos sociales por el tsunami de los altísimos índices inflacionarios, las devaluaciones sucesivas de la moneda nacional con respecto al dólar, la grave escasez de productos, bienes y servicios; la irrefrenable violencia e inseguridad; los escandalosos casos de corrupción y narcotráfico. Amén de la abierta incapacidad para dar respuestas a las demandas populares; no deja duda de la factibilidad de otro “caracazo”. Así pues, el militarismo autocrático se juega sus cartas para mantenerse en el poder en Venezuela, bajo el mecanismo de la Habilitante neo tiránica impulsada por Maduro y los Castros. En contraste, una gran masa crítica y beligerante de ciudadanos se expresa en las calles mediante protestas sociales de toda laya, amparados en lo contemplado en la Constitución Nacional de luchar por garantizar derechos intransferibles en pro de la justicia, la equidad, la libertad, la democracia y el progreso para todos. ¡Habrá mucha luz en el túnel!