viernes, 22 de noviembre de 2013

¿CONSUMISMO CAPITALISTA O AGONÍA SOCIALISMO PROCUBANO?

Sí algo nos indica este fenómeno social inducido desde Miraflores para que la gente en multitudes desesperadas todavía hoy se concentren en las puertas de las grandes tiendas de electrodomésticos para comprarlos cómo sea; o también que, por instigación desde las alturas del poder rojo rojito, turbas salvajes saquearan los anaqueles de los productos del capitalismo; es la confesión más insólita de la aceptación de la supremacía del modelo de vida de capitalismo sobre el modelo de vida socialista. O mejor es la imagen espectacular del anuncio del Castro-madurismo de la agonía del paradigma del “socialismo real” procubano en tierra venezolana.

Paradójicamente la cacareada “contrarevolución” no provenía del “imperialismo” ni de los supuestos “apátridas disidentes”, sino de las propias entrañas del “Socialismo del Siglo XXI”, que en la vocería de Maduro, se tradujo en ese cambio del “eterno amor por el Comandante Supremo” en incitar al amor desesperado por los odiados productos del capitalismo. O quizás el “ilegítimo” acosado por algunos miembros de su entorno cívico-militar, por los famosos dueños de las empresas de maletín- que sí saquearon no los anaqueles- pero sí los millones de dólares de Cadavi; terminó entregándoles hasta el alma, para intentar permanecer algunos días más acariciando -no el volante de un autobús o el oficio de un reposo- sino el espacioso y lujoso palacio del poder de Miraflores.

El fracaso del “socialismo real procubano” era evidente no sólo por razones históricas de experiencias pasadas o por la sentencia de su muerte por el padre ideológico del “Socialismo del Siglo XXI”, el intelectual de la izquierda mundial, Heinz Dieterich; sino también porque el último bastión de ese modelo fracasado, es la Cuba de los Castro, cuya vitrina es ruina, miseria y pobreza. O porque uno mismo ve a los cubanos que residen en Venezuela cargando hasta más no poder los productos del capitalismo para llevárselos hasta la Isla, porque no hay producción de nada, igual que en el mal copiado paradigma de la rancia utopía de los Castro octogenarios, en la Venezuela desolada de hoy.

Quizás en los términos de la concepción mesiánica del fallecido caudillo por el poder, ha sido mejor que no viera el derrumbe absoluto de su obstinado Proyecto, concebido con los Castro, de la “Venecuba Socialista”. Y que sus delfines políticos, ante su propio recuerdo simbólico, no los viera encender, con sus propias manos, la hoguera con los libracos inútiles de toda esa parafernalia ideológica de la “revolución socialista”. Que hoy por hoy, ellos mismos enterraron con las alegorías rimbombantes por la mercancía del capitalismo, en las tiendas de electrodomésticos en cada rincón de Venezuela.

Creo que muchísimos hombres y mujeres de este país estamos obligados a reconocer lo que hace décadas planteó Teodoro Petkoff, que parafraseo en este escrito, el modelo de Estado y sociedad ideal es aquél que mantenga un equilibrio inteligente entre las fronteras del Estado y el mercado. Sí algunos de estos componentes se extralimita se pierde el equilibrio y la sociedad pagará las consecuencias con graves deformaciones estructurales, que le impedirá funcionar adecuadamente y satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos. En la Venezuela de hoy, sí nos tenemos a la tesis de Petkoff, padece este infierno socioeconómico y político, porque el Estado concentró todo el poder absoluto en todos los ámbitos: despojando a los ciudadanos del protagonismo, del pluralismo en el ejercicio del pensamiento, de garantías de los derechos ciudadanos de ley, de la iniciativa productiva y ética de trabajo. Quedamos a merced pues de las bagatelas insulsas “comunistoides” del agónico régimen dictatorial cubano.

¡A la calle este 23N por la libertad y la democracia! ¡Es tiempo de sol de futuro y de progreso para todos! ¡A luchar para conquistar la luz al final del túnel!

No hay comentarios:

Publicar un comentario