lunes, 11 de noviembre de 2013

LA “GUERRA” DE LOS SAQUEADORES

La denunciada “Guerra Económica” de Maduro, según él, promovida por la disidencia interna y externa, resultó ser una burda mentira y manipulación mediática obscena. La verdadera “guerra” no sólo económica, sino sobre todo política está allí en pleno desarrollo, pero dirigida por el régimen cubano y por esa élite de poder en Venezuela, haciendo el triste papel de peones de los intereses de éste, en los nombres de Maduro, Diosdado, Jaua, Ramírez, Merentes y Giordani. Es la aplicación del viejo truco de culpar a otras de conductas delictivas. O aquello de que allá va el ladrón, siendo ellos los ladrones. El típico comportamiento de los Pranes, pues.

No obstante y lo más preocupantes es que, los “Chuckys venecubanos”, no han dejado de avanzar un instante en tratar de imponer el fracasado modelo del “socialismo real” a lo cubano. Los saqueos promovidos por ellos mismos, responden a una táctica bien planificada con el propósito estratégico de “destruir el orden burgués” o el “sistema capitalista”, arrebatando, a lo Jalisco, propiedades ajenas y colocar todo el aparato del Estado a su entera disposición e incondicionalidad.

Eso sí, cuidándose de lanzar algunos mendrugos de los “productos capitalistas” a los descamisados de siempre, a lo Robin Hodd, para atenuarles el descontento social de calle, que cómo agua de manantial fluye de sus entrañas. Y engatusarlos a la vez, con el señalamiento mediático de que los “saqueados” son los responsables directos de la escasez, inflación, devaluaciones monetarias y de la crisis nacional en general. La experiencia de la casta dictatorial de la isla le es sumamente útil en estos menesteres, porque son más de 50 años que han operado con relativo éxito para controlar absolutamente la vida y hasta la muerte de los desdichados ciudadanos cubanos.

Sin embargo, no todas las cosas las tienen consigo los protagonistas de estas perversidades, porque hay un inmenso despertar del colectivo nacional, al sentir en carne propia estas políticas y acciones nefastas en contra de sus intereses sagrados: la vida, condiciones y calidad de ésta, que se han diluido como la sal en el agua. Las encuestas así lo señalan, cuando más de un 70% de nacionales opinan que la tragedia socio-económica que padecen actualmente es responsabilidad directa del desgobierno de Maduro. Amén de los indicadores indiscutibles de los “micro-sismos sociales” ocurridos en varias regiones del país (específicamente en el Oriente). O la autoconvocatoria de la “Sociedad Civil” a concentraciones y marchas a lo largo y ancho de las principales ciudades de la República, cuyo éxito es inocultable.

Aún cuando tienen en su tablero de escenarios posibles la posibilidad de darle “un palo a la lámpara” y acabar con los pocos espacios democráticos que todavía quedan. La cuestión no se les presenta fácil, porque hay una vocación histórica libertaria e irreverente del pueblo venezolano que daría al traste con estos fines inconfesables. La primera prueba será este próximo 8D cuando reciba esta élite autocrática venecubana la más grande y plebiscitaria derrota política-electoral en los comicios municipales. Luego la Constituyente. ¡Amanecerá y veremos!


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