jueves, 28 de noviembre de 2013

¡MI VOTO SERÁ TAMBIÉN POR LA DEMOCRACIA!

El país atraviesa por un momento crucial e histórico que no pueda darse el lujo de admitir dudas entre los miembros de la sociedad venezolana, sobre el dilema plebiscitario planteado hoy: democracia o autocracia militarista fascista procubana. Lo demás es buscarle “cinco patas al gato” para no asumir posiciones o esconder la cabeza como el avestruz. En lo que a mi respecta con convicción apostaré por un clima de libertades, pluralidad en el ejercicio del pensamiento, por el imperio de un Estado de derecho y justicia; por la democracia, por el progreso y bienestar de todos y, porque el régimen cubano o cualquier otro, nunca más se entrometan o mancillen la soberanía nacional.

Las “pancadas de ahogado” del actual desgobierno de Maduro de minimizar el impacto de tsunamis sociales previsibles en todo el país, mediante “saqueos inducidos y controlados” a establecimientos comerciales de electrodomésticos y otros rubros; no podrán apagar el fuego del descontento de las mayorías nacionales y la clase media, que se sienten burladas ante las promesas incumplidas y el cuadro infernal que representa la escasez de productos básicos, la hiperinflación, la inseguridad, la devaluación de la moneda y salarios, el desempleo, los apagones eléctricos, los graves déficits del servicio de agua, los pésimos servicios públicos y el deterioro de la vialidad e infraestructura física del país. Amén del desagüe grotesco de los recursos públicos por el derroche y la corrupción en todas sus manifestaciones, cuyo símbolo más escandaloso han sido los negocios truculentos realizados con los dólares de Cadivi y Sicad, a través de empresas fantasmas articuladas a los clanes de las fracciones de poder del Castro-chavismo-madurismo.

El secuestro de todos los poderes públicos e incondicionalidad al poder de Miraflores, incluyendo al CNE, abuso descarado de la red mediática y de los recursos del Estado; resulta a todas luces un ventajismo electoralista “salvaje” en contra de las corrientes opositoras y de la disidencia democrática, ¿pero qué se plantea? ¿el abstencionismo a cambio de nada o participar en los comicios municipales del 8D y sentar las bases para una salida pacífica, democrática y constitucional cómo la convocatoria en -un futuro no muy lejano- una Asamblea Constituyente, que de al traste con estos putrefactos poderes constituidos?. Así, para los verdaderos demócratas nuestra postura no debe admitir dudas: ¡democracia y más democracia! ¡Y uno de los instrumentos fundamentales es el ejercicio del voto!

En Venezuela, al contrario de la experiencia de Chile, el proceso de desestabilización lo está desarrollando con suma astucia este desgobierno al culpar a la oposición democrática. A lo cual se le suma ese intento de “simpatizar” con la clase media “concediéndoles” los “aguinalditos” con selectivos comerciantes a fuerza de los “saqueos controlados” y bajas impuestas en los precios de ciertos productos del “capitalismo” –aunque sea temporal- en las grandes tiendas.

Pero la procesión va por dentro y millones y millones de ciudadanos, incluyendo a muchos provenientes de las filas del chavismo, votarán por la opción de la Alternativa Democrática o expresarán su descontento apoyando a decenas de candidaturas “independientes” de ese mismo chavismo-madurismo. De esta forma, como dice el dicho popular: no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. ¡A movilizarnos organizadamente para triunfar el 8D proporcionándole una contundente derrota a las fuerzas del “malandraje” entreguista procubano rojo rojito! ¡Qué nada ni nadie nos detenga!








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