jueves, 13 de noviembre de 2014

¡LA VIDA DE LOS VENEZOLANOS NO VALE NADA…!

Repetitivo el tema, dirán algunos, pero sería sumarse a cierto coro de irresponsables y hasta de cómplices por callar ante las masacres colectivas de nacionales en todo el territorio nacional, cuya clima de impunidad oficial raya en actos inaceptables de comulgar con los delitos criminales, violación descarada de leyes de la República y de convenios internacionales en materia de derechos humanos. El drama de la inseguridad ciudadana e incertidumbre por ola de crímenes, robos y atracos en cada rincón del país, no tiene parangón en la historia republicana y en la gran mayoría de países del mundo.

Las páginas rojas de los periódicos nacionales, regionales y locales dan cuenta diariamente del infierno en que vivimos los nacionales, cuando las balaceras entre bandas o de éstas con los cuerpos policiales, proporcionan la suma abultada de las víctimas que acrecientan las estadísticas de salud pública y de los subregistros “chimbos” de los cuerpos policiales gubernamentales, que prefieren el secretismo de Estado o la de ocultar las cifras verdaderas sobre este oscuro y vergonzante drama social.

Personajes grises han pasado por los ministerios encargados de ejecutar los dizques planes de seguridad del desgobierno de Maduro, cuyos resultados son el hazmerreir de todos y del propio ámbito internacional, porque al final, arrinconado por los fracasos termina por defenestrar a los ministros encargados de tamaña responsabilidad en garantizar la vida, bienes y tranquilidad de los ciudadanos. La misma Ministra del Sistema Carcelario, Iris Varela, en esos “raticos” de sinceridad, asombra con la información pública sobre las miles y miles de armas y municiones que se incautan en los mismísimos recintos carcelarios, a través de las requisas a los privados de libertad.

Sí la Ley de Desarme, entonces, apenas se cumple a medias en las cárceles venezolanas, mucho menos se cumplirá en las calles, especialmente en el seno de los “colectivos armados”, que son paramilitares adiestrados, armados y tarifados por este desgobierno. Así, las demás bandas y mafias, pues, actúan a sus anchas, porque no hay ley, ni organismo del estado que asome siquiera un ápice de aplicar la ley y las normas constitucionales sobre este delicado asunto.

Estamos, entonces, a merced del hampa con o sin uniforme; con ropaje institucional o no, pero que en fin de cuentas, gozan de absoluta impunidad para acabar con la vida y bienes de los nacionales...la vida, como dice una canción popular...no vale nada...¿nos quedaremos de brazos cruzados sin hacer nada?. O definitivamente, daremos un paso al frente para salir de este infierno. ¡Tú decides!





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