viernes, 26 de febrero de 2016

¡RECONSTRUIR DE LAS CENIZAS VALORES HUMANOS Y DEMOCRÁTICOS!

Los graves daños materiales y morales ocasionados por la tiranía “castro-chavo-madurista” a la sociedad y al Estado venezolano se pierden en el infinito, independientemente que se encuentra en el ocaso, mordiendo el polvo de una derrota económica e ideopolítica (“Socialismo del Siglo XXI) sin precedentes. O quizás al símil de la aplastante derrota histórica del paradigma del socialismo soviético y de Europa del Este (amén del inefable “socialismo cubano”). Ni los barbudos de la Habana, ni la cuestionada “izquierda tradicional” de Europa y América Latina con esa especie de mea culpa histórica, con ayuda de los guiones marxistoides sobre la “autocrítica”, se dieron a la tarea de advertir o cuestionar severamente lo que ocurriría (y ocurrió) en Venezuela. Son cómplices de la actual élite corrupta e inepta que desgobierna con ese desastre y caos en todos los órdenes de esta República de Libertadores.

La resistencia cívica del pueblo venezolano ha sido heroica en estos largos 17 años de opresión y desmanes increíbles de corte fascistas de la tiranía, que jamás ha dado su brazo a torcer, en eso de echar al cesto de la basura todo lo que huela a derechos humanos y derechos ciudadanos consagrados en las leyes, normas y convenios nacionales e internacionales. Los valores y principios de justicia de perfil universal también han recibido sus dosis inimaginables de ser pisoteados abismalmente, sin que los autores de tales tropelías (cúpula militar y civil) hayan sentido miramiento alguno. La bestialidad y destrucción de todo vestigio de valores y principios humanos y democráticos han movido todos los resortes de reclamos y movilizaciones ante los entes nacionales e internacionales (ONU, OEA, Gobiernos y Parlamentos del mundo, Premios Nóveles de la Paz, Ex-Presidentes, intelectuales y artistas de fama mundial).

Los cacareados y manoseados conceptos de esta izquierda de poder de la tiranía en Venezuela, sobre el “humanismo” y “solidaridad humana”, quedaron reducidos a polvo cósmico, bailan joropo sobre ellos, como solía hacerlo el fallecido Comandante Intergaláctico y el actual “indocumentado” de Miraflores. Desprecian cualquier gesto humanitario hacia los presos políticos (muchos de ellos enfermos) y los mantienen bajo rejas, sin respetar los procedimientos de ley o, simplemente liberarlos por ser presos de conciencia. Tampoco se les observa una mínima expresión de “humanismo” hacia las miles y miles de personas (familiares de enfermos) que deambulan de un lado a otro en la búsqueda de medicamentos e insumos para no dejar morir a las personas de su entorno familiar (son incontables las personas que han muerto de mengua). Es tan grave esta problemática que las sociedades médicas, científicas y gremiales han solicitado se declare al país en “emergencia asistencial y humanitaria” ante el mundo entero.

Los voceros de la tiranía han manifestado públicamente que no aceptan la propuesta de cambio en todos los espacios de la vida nacional y se hacen de oídos sordos ante el clamor desesperado de los ciudadanos por alimentos y medicinas. Tampoco aceptan respetar las reglas y valores democráticos que están en la vigente Constitución Nacional (desconocen de hecho a la nueva Asamblea Nacional) y a los convenios internacionales (suscritos por el país). Esta tiranía convirtió a Venezuela en una especie de “Macondo”, con una mezcla de “Estado forajido”. Los demócratas estamos en pie de lucha para rescatar los valores humanos, la solidaridad y el respeto sagrado de las diferencias ideopolíticas, a través de mecanismos de cambio democráticos, pacíficos y constitucionales. ¡No hay vuelta atrás! ¡Venceremos!

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