viernes, 12 de diciembre de 2014

PERVERSIONES DEL TOTALITARISMO “MILITARISTA”

Con el cuento de que la descentralización en Venezuela respondía a los intereses del “capitalismo neoliberal”, el fallecido “Comandante Supremo” inició una ofensiva destructora contra todo lo que oliera a este proceso que, sin lugar a dudas, significaba todo lo contrario al contenido de su retórica mediática de caudillo “militarista” centralista; es decir democratizar el poder en el país. La COPRE a partir de 1984, configuró –más bien- una estrategia de desarrollo y modernización del Estado; redistribución del poder; de mejorar la eficiencia y control social y administrativo, para enfrentar – razonaba- los viejos vicios del “centralismo”, “caudillismo”, “clientelismo”, “corrupción” y “burocratismo”. Con la promulgación de dos leyes (intensamente debatidas) de gran trascendencia histórica para la República: La “Ley Orgánica de la Descentralización y Transferencia del Poder Público” y la “Ley de Elección y Remoción de Gobernadores”.

El legado totalitario del “Comandante Intergaláctico” lo recogió posteriormente en el presente, el desgobierno de Maduro, que ha copiado al pie de la letra todo lo de su antecesor y, las recetas (supra-totalitarias y fracasadas) de los hermanos Castro de Cuba. En los 16 años de gestión gubernamental ni Chávez, ni Maduro han podido con las perversiones o los “viejos vicios” señalados anteriormente y, más bien los han profundizado de tal manera, que son cánceres socio-políticos en etapa de metástasis. Las “castas de poder roja rojita” que se han conformado, se encargaron de no dejar huellas en materia de ética y decencia pública. La riqueza petrolera ha sido el instrumento ideal para la ejecución de sus fechorías a nombre de la “Revolución”, la Patria” y el “Socialismo”. Las mafias de toda laya, son los eslabones más perversos de los enclaves del “centralismo”, “militarismo” y el “totalitarismo despótico”, que invaden por completo el tejido social del país.

Todos los poderes públicos que, constitucionalmente son autónomos e independientes, son manejados por Miraflores y el “militarismo goriloide”, que nos hace recordar las atrocidades bestiales cometidas contra las libertades ciudadanas, la libre expresión de las ideas y los derechos humanos de millones de latinoamericanos de aquella época gris contra el paradigma de la democracia. El “totalitarismo centralista” en Venezuela engordó las nóminas de personal (“clientelismo partidista”), a través de la creación de nuevos ministerios, misiones y comisiones presidenciales para cualquier cosa. La “teta del Estado” es el caldo de cultivo para nutrir a las mafias y las corruptelas de las más variadas formas, sin el concurso de instancias de control administrativo y social. La red de perversiones funciona cabalmente, mientras tanto los ciudadanos de a pie pasan por duras e insoportables realidades antihumanas en materia económica, social y política. Las careadas sanciones del “imperio” contra altos funcionarios responsables de violación de los derechos humanos de nacionales, son simples menudencias ante lo establecido por las leyes de la República. La impunidad no puede seguir reinando en este país de complicidades inaceptables, con la venia del régimen cubano y del “imperio chino”.

“Desdichas de este tiempo” –diríamos con la poesía de Neruda- “parecidas a uvas/pequeñas que agruparon verde amargo,/confusas, escondidas lágrimas de los días/hasta que la intemperie publicó sus racimos/


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