¡ASFIXIARON PRODUCCIÓN NACIONAL PARA BENEFICIAR BOLIBURGUESÍA!

Con la retórica del “Comandante Intergaláctico” y su heredero inepto de Miraflores han pretendido proyectar por años una imagen teatral anticapitalista y antiimperialista, para lo cual –según sus estrategias- había que aplastar todo lo que oliera a burguesía, incluyendo sus tierras, bienes y propiedades. Y a eso se dedicaron durante estos 16 años. “Exprópiese” fue y es la palabra favorita de los actores de estos desmanes anticonstitucionales. Por eso, en muchas regiones, adónde afloraba la riqueza ganadera, agrícola y de empresas alimentarias -de golpe y porrazo- hordas de militantes del PSUV de franelas rojas lo ocuparon todo. Para que hoy – a despecho de los que gritaban histéricos: “así, así es que se gobierna”, lo único que se observa es tierra, empresas y riqueza arrasada. El tsunami rojo rojito acabó con todo. Castro y su modelo totalitario impuesto a Venezuela estarían triunfando, para regocijo de sus bufones enchufados de la tiranía roja e impulsores del fracasado paradigma del “Socialismo del Siglo XXI”.

De esta manera y sintetizado con la palabra dizque revolucionaria “exprópiese” el aparato productivo nacional quedó casi convertido en cenizas o con esa terrible imagen del símil del desierto de Sahara. “Para la burguesía ni agua”, repetían hasta el cansancio, los principales “líderes” de este holocausto. Y la leche, la carne, el pollo, los productos agrícolas, los enlatados de atún y sardina, la harina pan…y tantos otros productos alimenticios y sus derivados desaparecieron de la mesa de los nacionales. En consecuencia: la escasez, la hiperinflación y el desempleo se hicieron los dueños absolutos de este drama humano, ante la falta de alimentos y del empobrecimiento más aún de la mayoría del pueblo venezolano. Mientras con el “garrote vil” de la represión del régimen –productores, empresarios y sindicalistas- eran llevados a las mazmorras de las cárceles “humanizadas” de la Iris de los pranes y de los malandros de toda laya.

La cacareada “soberanía alimentaria”, fue sustituida abruptamente por una brutal “política” de importaciones. Los escasos y costosos alimentos son importados de Brasil, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Colombia…y hasta del “odiado imperio gringo”. Pero, los dólares para esas importaciones también menguaron. Se los tragaron la boliburguesía y las mafias corruptas enquistadas en la teta del Estado y la riqueza petrolera. Amén del bajón de los precios del petróleo, que ha significado una grave disminución del ingreso nacional. Verbigracia las devaluaciones sucesivas de la moneda nacional frente al dólar patrón. La economía nacional está en coma y tiene repercusiones dramáticas en las condiciones de vida, alimentación y salud de todos.

Una profusa oleada de indignación y descontento social recorre al país. Ese es el escenario de la convocatoria a las elecciones parlamentarias para el próximo 6D. El régimen (sí aceptara las condiciones de cese a las trampas, ventajismo y represión a los disidentes y ciudadanos) no habría dudas del triunfo aplastante anti-tiranía. Por eso, aparte de lo anterior, tratan de crear una ilusión de bienestar a los más desposeídos con repartos de alimentos, electrodomésticos, viviendas, dinero y promesas de futuro del “socialismo de la felicidad y bienestar colectivo”. Pero, hasta variables imponderables “le echan la burra pa’ el monte” a la tiranía, cuando al importar 5 mil reses desde Brasil, naufragó una embarcación con éstas en el Río Amazonas, perdiéndose 4900 de estos animales, causando pérdidas por el orden de los 4 mil millones de dólares y, dejando en el limbo la carne para abastecer los potenciales clientes de su mercado electoral.

En síntesis la disidencia tiene las mejores posibilidades de obtener un triunfo aplastante en las elecciones parlamentarias del 6D, pese a las triquiñuelas del castro-chavo-madurismo. Voltear la tortilla en pro del cambio ya se siente en el alma nacional. Libertad, democracia, economía productiva y ética de trabajo, para emprender una cruzada de rescate a conquistas y valores sociales de progreso y bienestar, con seguridad en pocos años, estaremos a la vanguardia de la postmodernidad en América Latina y el mundo. ¡Tú decides!