viernes, 23 de octubre de 2015

¡LA DESESPERACIÓN DE LA TIRANÍA!

La insaciable cadena de insultos, amenazas y medidas represivas de todo laya contra el indignado pueblo y la vanguardia opositora, son síntomas inequívocos de que algo anda muy mal por los predios del “palacio rojo” de Miraflores (uno se imagina: las cifras aterradoras de las encuestas, la economía colapsada, el caos social, el grave descontento interno en el propio seno del Psuv y el agrietamiento relaciones con varios de sus aliados internacionales incondicionales). Los miembros de la fracasada casta cívico-militar que desgobierna al país no duermen y los dolores de cabeza los tiene al borde de la locura, al símil del terror en que viven el “indocumentado”, el “gran capo diosdi” o “Jorgito”, el “psiquiatra loco” del Municipio Libertador.

Ya no aguantan más ante el desastre holístico que ellos mismos generaron sobre este hermoso país, bajo las instrucciones del obsoleto y fracasado liderazgo de la dictadura “castrista” de la Habana. Es cuestión de tiempo limitado la caída de la tiranía por presión popular, como lo ha pronosticado a cada rato, el ideólogo del “Socialismo del Siglo XXI”, el sociólogo de origen alemán, Heinz Dieterich.
Ni siquiera a estos “altos enchufados” del “proceso” se les ocurrió revisar las viejas recetas de Marx sobre el reconocimiento de los graves errores y desviaciones en que han incurrido en el ejercicio de las riendas del poder hegemónico en Venezuela. Mucho menos las causas de este colapso inevitable. La política como arte la convirtieron en un guiñapo de improvisaciones y abandono absoluto de principios y ética. Privilegiar prebendas y amasar grandes fortunas, en desmedro del interés colectivo y utilizando los caminos verdes del delito, es la soga que colocaron en su cuello. La “revolución” que dicen haber emprendido para beneficio de la gente, se transformó en una gran farsa, en mentiras, demagogia, manipulaciones y engaños.

El “ultranacionalismo” y “antimperialismo” de las dizque banderas de la redención de la soberanía, los convirtieron en harapos que se los llevó el viento, porque en la praxis socio-política de esta élite de poder, el entreguismo de la República a los imperios de China y Rusia, son hoy el pan de cada día en petróleo, oro, empresas básicas, territorios, lo militar y aspectos vitales estratégicos de seguridad nacional.
Y lo peor: convirtieron a grandes masas de nacionales trabajadores, productivos y ética de trabajo en menesterosos, zombis o miserables que sobreviven de tener que hacer grandes colas todo el día para poder comerse un mendrugo de pan o intentar adquirir la medicina e intentar escapar de la muerte y del total abandono social. El pregonado “socialismo de la felicidad”, se transformó en el infierno de la pérdida completa de la calidad y condiciones de vida: los pobres son más pobres y la clase media está casi inexistente.

La cacareada y señalada “explotación del hombre por el hombre” por el “capitalismo salvaje”, en la actualidad es el Estado totalitario el encargado de sobreexplotar en su máxima expresión a los nacionales, que los despojan a ritmo acelerado de derechos laborales y sociales conquistados por años de lucha. Ya ni siquiera les pagan los salarios integrales completos y los demagógicos “aumentos” se han convertido en “sal y agua”, ante el tsunami de la hiperinflación agobiante e inaguantable de todos los días. Amén de la quiebra inducida de empresas y comercios, que desató oleadas de cesantes, sin futuro laboral y productivo en el contexto del modelo castrista imperante en el país.

La bandera del cambio es la única esperanza que tenemos los “condenados de la tierra” ante esta locura de la dizque “revolución socialista”. La perversa lógica de este infierno del “chavo-madurismo” hay que revertirla cueste lo que nos cueste. La luz de la libertad, la democracia y el progreso es la única esperanza de futuro y vida. ¡Lucha activa, organización y voto masivo debe ser nuestra consigna para salir del precipicio! Tú decides el 6D: ¡democracia o dictadura!.

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