viernes, 8 de enero de 2016

DOGMA ROJO: ¡ANTIDIÁLOGO, ANTIDEMOCRÁTICO!

Los que se aferran a dogmas ideopolíticos (con una mezcla de negocios oscuros e inconfesables) son por naturaleza social contrarios al diálogo, al debate de ideas, a la aceptación de las críticas y a reconocer que hay personas que piensan distintos a ellos. Por eso, son muy pocas las diferencias entre el dogma fundamentalista sustentado por los miembros de ISIS, la Farc de Colombia, el “castrismo” cubano o los chavo-maduristas de Venezuela. Aunque mantienen en común el pragmatismo de aferrarse a los métodos y procedimientos “terroristas” (incluyendo al “terrorismo estado”) para despachar a otro mundo a los que consideran sus enemigos en las esferas de las ideas o, de peligrosos opuestos en la lucha por el poder y espacios de dominio geopolítico. Tampoco mantienen límites éticos a la hora de amasar como sea capitales, instrumentos para la muerte o en el negocio del narcotráfico para los mismos fines y enriquecimiento privilegiado de los miembros de la élite de vanguardia. En consecuencia sólo “dialogan” con los de la acera del frente (demócratas, por ejemplo), sí ello le permite avanzar hacia la conquista de objetivos y metas en esa direccionalidad predeterminada.

En ese sentido, no debe sorprendernos la histeria desatada por los miembros de las castas de poder cívico-militar en Venezuela, por la reubicación de unos cuadros con los perfiles de un Bolívar “chimbo” y del fallecido “comandante intergaláctico”, ante instrucciones de la nueva directiva de la Asamblea Nacional, en representación de la mayoría del pueblo venezolano (recordar la paliza electoral infringida el 6D a la tiranía dogmática del cacareado “Socialismo del Siglo XXI”). Porque el dogma inculcado por el castro-chavo-madurismo es la defensa a ultranza de la fracasada “Revolución”, sin importar que la gente pase hambre, los niños y ancianos no tengan medicamentos para la vida, millones de nacionales tengan que calarse interminables colas por un mendrugo de pan o, todos tengamos que esperar de brazos cruzados el “tiro de gracia” ante una delincuencia criminal desbordada. La lógica de la realidad y la verdad le anteponen la lógica cuestionada del dogmatismo ideopolítico “comunistoide”. Por eso (por ejemplo), ante el estupor del mundo, la diputada Tania Díaz (Psuv) afirmó: “ante la verdad de la realidad, primero la verdad de la revolución”.

También para la cúpula de poder en Venezuela, el antidiálogo y las posturas antidemocráticas se constituyen en esencia su razón de existir, de conservar el poder como sea, de mantener sus privilegios ostentosos, de continuar medrando de los recursos públicos y la riqueza petrolera o, de los suculentos dividendos que le proporciona el gran negocio del narcotráfico (léase sobre los altos enchufados rojos rojitos y narco-sobrinos de Cilia investigados por la DEA y Tribunales de EEUU). Cerrarse al diálogo con la oposición democrática le pondría freno (estrategia oficialista) a ser investigados por los diputados de la nueva Asamblea Nacional. Se juegan el todo o nada, a nombre de la “Patria”, “La “Revolución”, “El pueblo”, “La soberanía nacional”…

El contenido de la Constitución Nacional es echado a la basura, en relación a principios y normativas expresas: el derecho consagrado de respeto a los derechos humanos de todos los ciudadanos en cuanto a alimentación, salud, seguridad personal y calidad de vida. O en definitiva, cuando la gestión de gobierno no resulta positivo a los intereses colectivos, los ciudadanos tienen el pleno derecho constitucional de buscar una salida pacífica y democrática de cambiar a la actual y fracasada “oligarquía institucional roja rojita” y a su infernal modelo socio-económico totalitario.

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