lunes, 21 de marzo de 2011

APOCALIPSIS CONTRA LA VIDA Y LAS AUTOCRACIAS EN EL MUNDO

Lo que está ocurriendo en el mundo debe llamar a una profunda reflexión a todos los habitantes de este planeta; no sólo por los desastres naturales expresados en terremotos, tsunamis, epidemias, cambios climáticos e inundaciones como consecuencias de intensas lluvias; si no también por aquellas cosas inventadas por el hombre, que luego se revierten en su contra, por ejemplo, las armas de destrucción masivas utilizadas en las guerras de Irak, Afganistán y ahora en Libia o; como en el caso de Japón los reactores nucleares y el impacto que están teniendo en contra de la salud de la población, los alimentos y el agua como fuentes vitales de vida. Son incontables las cifras de personas fallecidas y lesionadas de por vida por estas circunstancias o, los cálculos en daños materiales de las naciones afectadas. Para el común de la gente se trata de un verdadero apocalipsis anunciado -según- en los libros sagrados y por los profetas divulgadores de las palabras bíblicas; por Nostradamus o aparece interpretado en el famoso calendario Maya, en el cual –supuestamente- la tierra tendría un trágico fin a mediados del año 2012.

Paralelo a lo anterior, entran en las escenas de los países del Medio Oriente una especie de tsunamis socio-políticos que viene arrasando con todos los regímenes autocráticos y/o monárquicos de Túnez, Egipto, Yemen, Marruecos, Argelia, Bahréin, Irán y Libia. Aún cuando la causalidad es compleja y con especificaciones en cada país, es evidente la presencias de indicadores que son comunes: el hastío de la gente ante la falta de respuestas de estos gobiernos hacia las condiciones materiales y calidad de vida; discriminaciones sociales y de género; inexistencia de esperanzas de superación y progreso; corrupción y derroche de las élites de poder; y sobre todo por las ausencias de los principios de justicia, igualdad, libertad y democracia.

El caso de Libia es muy sui géneris por el déspota que gobierna ese país, quien rodeado de una aureola de héroe histórico era recibido con los más altos honores cívico- militares del formalismo diplomático por –tirios y troyanos- y hasta el criticado Presidente de Venezuela, se atrevió a condecorarlo con las más altas distinciones y llegó a entregarle –nada más y nada menos- que una réplica de la espada del “libertador de libertadores”, Simón Bolívar. Por cierto, que es el mismísimo personaje que hoy la deshonra, masacrando a su propio pueblo en típicos actos genocidas, que el mundo entero hoy condena y el Consejo de Seguridad de la ONU dictó una resolución para ser llevado a juicio en un Tribunal Internacional. Y colateralmente se le está aplicando acciones militares a sus fuerzas leales, bases y equipos de apoyo para obligarlo a desistir de sus desmanes criminales.

De manera que -uno no sabe- si el mundo llegará a su fin por la acción de las fuerzas naturales o por la propia acción del hombre para autodestruirse. Ojala podamos sólo ver el fin de las autocracias en el mundo y que el cielo se ilumine con el advenimiento de la democracia y la libertad, como banderas victoriosas en pro del bienestar, la justicia y el progreso humano.

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