lunes, 14 de marzo de 2011

CRISIS NACIONAL Y EL "CARNAVAL ELECTORALISTA"

Cada día uno se convence más del rumbo torcido de esta dizque “revolución socialista”, la cual sin duda, lleva al país a un ritmo acelerado hacia el abismo. La nación se sostiene gracias a los fabulosos recursos que provienen del “excremento del diablo, como lo bautizara Juan Pablo Pérez Alfonzo, para llamar la atención a los nacionales de que no existía una correspondencia entre la riqueza generada por este recurso envidiable, a la luz de otros países y la disminución de la pobreza en Venezuela. La angustia de este insigne venezolano era –además- por las evidentes conductas de derroche y corruptelas de toda laya, que amenazaban a la IV República con el freno al desarrollo integral del país.

Pasada la página de la IV entramos hace 12 años a la V República, con esperanzadas señales de que todo iba a cambiar. Había atisbos con las Misiones sociales y el discurso conector de emociones patrias del Presidente Chávez de que por fin la “maldición de Lucifer”, representado en la pobreza estructural, sucumbiría ante las supuestas políticas y acciones efectivas que apuntarían a su derrota definitiva. “Vana ilusión”, como añejan con rima armoniosa los poetas del realismo mágico. Los males sociales, económicos, culturales y sobre todo éticos permanecen intactos; a no ser que el maquillaje de los discursos oficiales aderezados con gráficos y cifras estadísticas, traten de mostrar una realidad nacional absolutamente inexistente.

De esta manera -la inseguridad y la violencia- como las famosas plagas de Egipto despojan de la vida a un sinnúmero de venezolanos, mientras la impunidad y las injusticias, como un látigo en los rostros de las familiares de las víctimas, sólo les quedan las plegarias y las súplicas religiosas para que algún día el Dios de los cielos se apiade de ellos, porque en la corte del “Faraón de Barinas”, las órdenes a los demás poderes nacionales es que centren sus esfuerzos y prioridades en jurungar los muertos del pasado, con miras a impartir una supuesta justicia denegada de la época.

Así mismo, en aras de mostrar otra arista de la dantesca realidad nacional luciferina, los trabajadores de PDVSA se enteran por la prensa internacional de que sus prestaciones sociales, fruto de su trabajo de toda la vida, se encuentran en “pico de zamuro”, porque las propias carroñas de las corruptelas más descaradas del gobierno actual, se encargaron de robárselas para invertirlas en bancos norteamericanos (por cierto, para eso se despojaron del disfraz antiimperialista, para transformarse en pro imperialistas).

En este contexto, el grito del inicio del “carnaval electoralista” por el mismísimo Jefe Supremo de Miraflores, quien no tiene complejo alguno en admitirlo para “salvar a la patria del imperio”; ya recorre a la provincia venezolana, amparado en los recursos del estado y el monopolio mediático estatal, que lo llevaría a culminar exitosamente las elecciones presidenciales de 2012 y; tratar con ello de coronarse nuevamente en un proceso de continuidad de un régimen de neto corte autocrático y vitalicio.

En parangón, los opositores y adversarios en general de los “rojos-rojitos” deshojan las margaritas, en un cuadro de timidez sin límites, soñando con reconquistar el poder. Éstos no logran asimilar la atipicidad del proceso político nacional, para lo cual las carencias de un liderazgo colectivo arraigado, capacidad organizativa y de movilización juegan en su contra. Amén de un Proyecto creíble, que tampoco asoma la cabeza para entusiasmar a los diferentes estratos sociales, en pro de un país mejor en un clima de respeto, tolerancia, democracia, libertad y bienestar integral para todos. ¡Estos retos y desafíos siguen pendientes! ¡Veremos y participaremos!.

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