martes, 29 de marzo de 2011

LAS ENFERMEDADES ASOCIADAS A LA POBREZA REAPARECEN EN EL PAÍS

La intención de este escrito no es descubrir el agua tibia en relación a los contenidos de aquellos autores que han escrito sobre este tema, pero existe una situación objetiva muy particular en el país que nos invita a reflexionar, para acercarnos a darle respuesta a interrogantes como la siguiente: si supuestamente transitamos hacia el camino del paraíso “socialista” y se han tocado a “fondo” las estructuras del poder político, económico y social del modelo capitalista neoliberal prevalente en Venezuela; por qué importantes enfermedades asociadas a la pobreza reaparecen con más fuerza y causan graves daños a la salud colectiva e individual de los nacionales: dengue, malaria, tuberculosis, cólera, mal de chagas y otras menos asociadas, pero que de algún modo han podido ser controladas por acciones estratégicas sostenidas, prevención socio-sanitaria, educación para la salud y participación comunitaria ( ejemplos: gripe AN1H1 y la Hylesia Metabus -“palometas peludas”- en Sucre y Monagas). O aquellas patologías sociales que impactan, a niveles astronómicos, las cifras de morbi-mortalidad en salud pública: los accidentes de tránsito, la violencia e inseguridad.

Una primera respuesta, que suena a una perogrullada, es que el modelo capitalista tan combatido permanece intacto, pero con el ingrediente potenciado de la presencia de un Estado centralizado, una boliburguesía privilegiada, un sistema clientelar partidista avasallante y una élite gobernante funcional entre las banderas del “populismo” y un “militarismo pretoriano”, cuyo eje de mando se encuentra férreamente controlado por un caudillo de la más rancia estirpe autocrática.

Una segunda premisa, es que también permanece incólume la pobreza, con sus consabidos indicadores de desigualdades sociales, exclusión, discriminaciones e injusticias de toda índole. No obstante, la misma está siendo maquillada con las cifras frías y parámetros interesados de una supuesta superación de ésta, a grados inimaginables; dejando boquiabiertos a determinados organismos internacionales que se encargan de “medir” los índices de desarrollo humano.

Una tercera respuesta, tiene que ver con los fabulosos ingresos que logra el país por la renta petrolera y la no correspondencia con una prioritaria y acertada inversión social, por ejemplo en el campo de la salud (atención primaria, fármacos, tecnología socio-médica; formación y capacitación; mejor infraestructura para la red asistencial, mejoras salariales y condiciones laborales para los trabajadores de la salud); desviándose los recursos hacia el derroche alegre, la corrupción y el gasto dispendioso de una burocracia estatal inepta o; para el desarrollo de una carrera armamentista desenfrenada.

Sin embargo, para desconsuelo de la élite en el poder, los pobres no están aceptando que se les ignoren o los utilicen para la retórica de ocasión; de allí la razón de las protestas sociales en el país, las cuales crecen como las olas gigantescas de los tsunamis. Vientos de cambios presagian un nuevo amanecer, por eso como diría el poeta y escritor Antonio Machado: “Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aún más abiertos para ver las otras de lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario