viernes, 18 de marzo de 2011

SE AVANZA EN LA LUCHA POR LA AUTONOMÍA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Ya son varios los escritos que en relación a este tema he logrado difundir por algunos medios de comunicación social. No obstante la reiteración es pertinente, más aún con los sacudones actuales del movimiento estudiantil y obrero para romper con las ataduras ante las organizaciones partidistas y aparatos institucionales del estado. Lo cual es observable en distintos procesos de luchas nacionales para conquistar determinados objetivos socio-políticos o -más bien- para defenderse del drama diario de violaciones sistemáticas a derechos constitucionales y de ley del dizque gobierno “revolucionario” y “socialista”.

No se trata, por supuesto, de estimular comportamientos anárquicos de los integrantes de los movimientos sociales ante el Estado, por ejemplo, que conduzca al todo o nada, cuando se trate de sentarse a dialogar o llegar a acuerdos con los actores de esta contraparte. O de asumir con sentido de corresponsabilidad acciones conjuntas para enfrentar problemáticas sociales que vienen afectando a los colectivos locales, regionales o del ámbito nacional: violencia e inseguridad, servicios públicos básicos ineficientes o el deterioro de la calidad de la salud y educación; para señalar algunos.

La autonomía planteada se refiere al desarrollo propio de planes, estrategias y acciones de estos movimientos sociales en defensa de valores, principios, normativas internacionales y nacionales en materia de derechos sociales, económicos, políticos, culturales, ambientales y éticos; sin recurrir al “visto bueno” del Estado y partidos políticos.

En este orden, como nunca antes en la historia de la república, desde el estado y el partido de gobierno, se han venido reforzando procesos de domesticación y, en específico, del denominado fenómeno del “clientelismo partidista” “rojo-rojito” en sectores importantes de la población, en aras de atornillar al caudillo de Miraflores en el poder por tiempo ilimitado, para lo cual se utiliza con descaro inusitado los inmensos recursos proveniente de la renta petrolera y lo generados como producto del esfuerzo del colectivo nacional.

No obstante, el movimiento estudiantil, obrero y comunitario venezolano ha encontrado la manera para sacudirse de esas gríngolas institucionales y partidistas inaceptables a su dinámica de lucha, capacidad de organización, formación ideológica y movilización. Por eso los obreros de las empresas básicas de Guayana, petroleros, salud, educación, electricidad, comunicación, tribunales, alcaldías y gobernaciones -utilizando diversas formas de lucha- a través de paros, movilizaciones de calles y huelgas de hambre han logrado importantes triunfos -haciendo retroceder en ocasiones- los desmanes y atropellos gubernamentales.

Amén de los importantes logros del movimiento estudiantil que, también empleando el recurso extremo de la huelga de hambre, ha logrado la liberación y el reconocimiento de la existencia en al país de presos políticos, dirigentes sindicales y luchadores sociales adversos al régimen autocrático y “militaroide” imperante.

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