jueves, 3 de marzo de 2011

EGÓLATRAS DEL CONFLICTO Y LA DESUNIÓN

Habría que analizar en profundidad y estimar los costos en pérdidas humanas, materiales, financieras y décadas pérdidas para el desarrollo integral de un determinado país, el hecho de que por esas circunstancias de procesos socio-políticos en el liderazgo de una nación éste recaiga en un personaje atípico que, para tirios y troyanos, sea considerado de ególatra; generándose tras de ello situaciones históricas y del presente que colocan a un colectivo nacional, en el vilo permanente de conflictos internos y fuera de sus fronteras.

De esta manera para recordar algunos, el Saddam Husein de Irak, quien sólo amparándose en las invocaciones de su Dios musulmán y en su personalidad de una egolatría impresionante, llevó a su país a varias situaciones de guerras con otros países y, al final, en uno de sus actos más irresponsable que se conozcan en la historia contemporánea desafió la voracidad imperial de EEUU y dejó a merced a su nación de los misiles que lo destruyeron todo. Y hoy por hoy su territorio patrio continúa ocupado y sus “invasores” son los beneficiados hasta más no poder del “oro negro” que emana de los subsuelos de esa nación árabe; aún cuando la heroicidad de la resistencia suma en cifras incalculables las pérdidas humanas. Amén de un país absolutamente destruido en todos los órdenes.

En uno de los tantos episodios de la historia viva del presente, otro ególatra, el Gadafi jefe supremo de Libia, en un intento desesperado de frenar las olas gigantescas democratizadoras y de exigencia de libertad en el seno de las sociedades árabes, ha sido protagonista de escandalosas denuncias por haber incurrido en actos genocidas en contra de su propio pueblo; circulando las cifras en los predios internacionales de miles de caídos como consecuencia de la brutalidad del otrora “revolucionario socialista”.

El Consejo de Seguridad de la ONU lo condenó por sus evidentes actos criminales y la Corte Penal Internacional investigará a Mohammar Gadafi y sus incondicionales por crímenes de guerra. Así mismo, las potencias imperiales, con EEUU a la cabeza, en acto un de codicia por la riqueza del petróleo libio y no por el aspecto humano de poblaciones enteras avasalladas por la egolatría del poder del autócrata árabe; cercan con sus buques de guerra a este territorio y se preparan para el asalto final.

Asociada a lo anterior, en la Venezuela de banderas libertarias, la egolatría de quien ocupa la Presidencia desde hace más de 12 años; aflora en el Chávez que aparece en la palestra internacional para defender a ultranza el régimen del genocida Gadafi que ya cuenta con la condena mundial, con el aval de casi todos los países del planeta, a excepción de Cuba, Nicaragua y del gobierno venezolano.
Venezuela, entonces, ya se encuentra en la mirilla mundial, especialmente de las grandes potencias, con un EEUU que, buscando cualquier pretexto, amenaza con “torcernos el brazo” por los supuestos convenios ocultos con el Irán de del autócrata, Mahmud Ahmadinayad.

En fin, egolatrías y autocracias se fusionan como siameses, para generarnos incertidumbre y dejarnos en el limbo de las amenazas del “garrote vil”, por quienes ejercen el poder imperial en el mundo de hoy.

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