sábado, 5 de marzo de 2011

"EL ZAHIR" SIN CARETAS AUTOCRÁTICAS

Debo confesar que el título del libro de Paulo Coelho, “El Zahir” me inspiró para escribir estas notas y por supuesto el concepto de “El Zahir” que él toma prestado del escritor Jorge Luis Borges: visible, presente, incapaz de pasar desapercibido. Idea según Borges que procede del islamismo, en el siglo XVIII. Y agrega: algo o alguien con el que, una vez entramos en contacto, acaba ocupando poco a poco nuestro pensamiento, hasta que no somos capaces de concentrarnos en nada más.

Para el caso que nos ocupa, ¿no son acaso los vientos de cambio en el Medio Oriente lo que invade nuestro pensamiento y capacidad de análisis en una mezcla de angustia, incertidumbre y esperanza por un mundo mejor en esta especie de “Zahir” contemporáneo? Y no podría ser de otra manera, si hace apenas algunas semanas eran impensables esos sacudones socio-políticos que amenazan con elevar hacia el nunca jamás, las arenas contaminadas de las férreas autocracias, que se niegan a visibilizar a los millones de ciudadanos árabes, quienes sin importarles perder la vida claman por justicia, bienestar, libertad y democracia.

Siguiendo el hilo de la definición de Borges, el concepto de “El Zahir”, “se puede considerar santidad o locura”. Por lo que, parafraseando e identificando situaciones actuales, estamos viendo como los autócratas que todavía muestran resistencia ante las exigencias de cambios solicitados, que han sido respaldadas por el fervor de grandes movilizaciones de calles y actitud de entrega de la vida; tienen en su haber sucesivos fracasos en los intentos por frenar a esos procesos históricos. Y hasta se han mostrado abiertos mediante concesiones de ofertas de aumentos salariales, empleos y amplitud de la participación de actores opositores y descontentos en las riendas de ese poder autocrático.

“El Zahir entonces, de aquellos tiempos islámicos, cobra su vigor de futuro para que nunca más los saltos hacia atrás se conviertan en las pirámides y momias egipcias para sólo contemplarlas, sin ver los movimientos frecuentes que hacen vibrar estructuralmente la sociedad y formas de gobierno, en la dimensión cualitativa de sociedades libres y modernas.

“El Zahir” tampoco se queda en las arenas de los desiertos, con la brújula desarticulada y sin el rumbo de no encontrar el agua de la vida: traspasa fronteras y el temor de su contagio arrincona a todas las autocracias del mundo, que sienten para sí, aquello de que “cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”.

“El Zahir” engendra riesgos y no sólo se visibiliza en los centenares de víctimas caídas por el fuego de las balas, bombas y misiles en esa búsqueda de la libertad; sino también por las caretas de personajes históricos que ruedan por los suelos, porque se develaron al desnudo, en su afán de codicia y de egolatría sin límites. El poder no era para utilizarlo por el bien colectivo, sino para el privilegio personal y la satisfacción del poder por el poder mismo. ¡No aman al pueblo, se aman a sí mismos! ¿Coincidencias con personajes de poder muy conocidos? ¡Usted, saque sus propias conclusiones!

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