sábado, 21 de marzo de 2015

¡POR LA PLATA BAILA EL MONO¡


El título de este escrito encierra el contenido de ese refrán popular de extraordinaria sabiduría sobre las perversidades en el uso del dinero, cuando éste es utilizado por las personas con fines distintos a lo que determinan las reglas de la ética y la transparencia en el proceder de los buenos ciudadanos, bien sea en las sociedades denominadas “capitalistas” o las “socialistas”. ¡Por la plata baila el mono, pues!, a propósito de las observaciones, testimonios y densa documentación en relación a hechos de corrupción en el seno de los modelos socio-políticos enfrentados. Así en la Venezuela de hoy, que supuestamente transita por el modelo “socialista-cubano-castrista” los escándalos de corrupción son de tal magnitud y hasta de impacto internacional que, se puede llegar a la conclusión que todo está podrido en Dinamarca, con los valores y principios de la ética pública de los que desgobiernan, rodando por el suelo. Aunque se ha pretendido tapar la hediondez de los hechos evidentes de corrupción escandalosa e inadmisible, con un supuesta lucha “antiimperialista” y “nacionalista”. También el arte del engaño es consustancial con los regímenes “socialistas totalitarios” para mantenerse en el poder como sea, no importándoles para nada el resquebrajamiento ético en el manejo de la riqueza nacional y de los asuntos públicos. Por lo tanto no es verdad que la corrupción tenga su naturaleza social en el “salvaje capitalismo e imperialismo”.

Cuando el fallecido caudillo de Sabaneta, Hugo Chávez llegó al poder, una de sus banderas fundamentales fue la promesa de la lucha implacable contra la corrupción de la “IV República”. Y al contrario, la corrupción con ese desgobierno de Chávez se incrementó, arropando el liderazgo cívico-militar y todo el estamento del Estado totalitario. Chávez, por cierto, cuando lo increpaban sobre los casos de corrupción dónde estaban involucrados miembros de las castas de poder del régimen, argumentaba que era por culpa de la “autonomía de los poderes públicos” y la presencia de “quinta columnas”, dando a entender que una vez consumara su proyecto hegemónico “castrista” todo sería distinto en esta materia. El tiempo se encargó de no darle la razón… ni en su gestión, ni ahora con la gestión de su heredero Maduro, cuyos escándalos contra el erario público producen nauseas en todo el planeta (banca Suiza, Andorra, Panamá, España y EEUU).

Por cierto Chávez (al igual que Maduro) realizó casi el mismo periplo por varios países del mundo a solicitar préstamos en “dinero fresco” ante el cuadro dramático por la escasez de plata en los fondos públicos (China, Países árabes, Rusia y países de América Latina). Allí, sin duda, el flagelo de la corrupción y el derroche saudita cumplieron su cometido, para dar rienda suelta a esa política entreguista ante el imperio de China y Rusia de cambiar petróleo a futuro por dólares rápidos y la suscripción de acuerdos leoninos a los intereses de la República (armas, construcción de obras de infraestructura, empresas básicas, telecomunicaciones, Faja Petrolera del Orinoco y pare usted de contar). Estos nuevos “imperios” ahora son los dueños de la economía del país, bajo la dirección política estratégica del “castrismo-cubano” y, con la añadidura de que la corrupción roja se desató con una furia implacable, extendida por todo el tejido social e institucional de la sociedad venezolana. La práctica actual del “bachaqueo” para adquirir alimentos, medicinas y otros productos básicos, es una muestra indiscutible del foso antiético adonde nos sumergieron los protagonistas de la cacareada “revolución bonita”.

¡Cambiar radicalmente este modelo corrupto y pervertido es el reto y desafió de todos los venezolanos!

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