jueves, 23 de febrero de 2012

¿VIOLENTOS POR NATURALEZA?

No se trata de buscarle “cinco patas al gato” para explicar los comportamientos violentos de un sinnúmero de venezolanos que mantiene en pánico a la nación entera, pero quienes intentamos mirar un poco más lejos de lo que se dice, por formación académica en el campo de las ciencias sociales, por praxis socio-política o por ser un apasionado de la comunicación social; estamos obligados a presentar una serie de elementos analíticos , que sean útiles para desenmarañar un poco más este flagelo estructural que nos asfixia y que está poniendo en riesgo hasta nuestras propias vidas.


Varios autores venezolanos han a asociado el rasgo del autoritarismo con las conductas violentas de los nacionales, entre los que destaca Herrera Duque (1970) , al caracterizarlos como personas susceptibles, pleitistas, quisquillosos y sensibles a la afrenta; por un orgullo y por un desmesurado afán de mando y superioridad…sólo tienen una obsesión el culto por sí mismo…cuando alcanzan posiciones privilegiadas son magnánimos con sus incondicionales y feroces con sus detractores. Su egocentrismo no acepta el derecho a discutir. Briceño Iragorry (1972), en este mismo orden, nos caracteriza como autosuficientes, anárquicos, que dieron oportunidad a la intervención de gendarmes, como garantía del orden.


Para autores como Massiani (1962) plantea que ese historial de guerras con participación de los venezolanos, generó el caldo de cultivo para que apareciera ese rasgo negativo de la “viveza criolla”, que la asocia a la anarquía, el desorden y la falta de organización integral. Y por supuesto, la de promover climas propicios para la aparición de regímenes autocráticos, porque sólo así éstos tendrían éxito ante sus obscuros propósitos de aferrarse al poder para el beneficio de minorías, en desmedro de las mayorías empobrecidas.


La investigadora Maritza Montero (1984), en lo referente a este tema, dibuja cómo lo militar, dado a la historia de las guerras y conflictos internos en Venezuela; ha estado presente como un rasgo importante en la presencia de los comportamientos violentos en lo nacionales, que ha sido antagónico al desarrollo cultural, creativo y de la inteligencia colectiva.


Las dictaduras de Gómez, Pérez Jiménez y ahora con el gobierno autocrático de Chávez, parecieran enlazarse con el contenido de las tesis señaladas. No obstante, sean ciertas o no estas teorías y muchas otras que han surgido; las conductas violentas están presentes en todos los estratos sociales de la sociedad venezolana, en un verdadero cuadro dramático de anomia social, donde no hay respeto a nada, ni a valores, ni a principios, ni a leyes, ni a normas de ninguna naturaleza. La violencia se ha convertido en un verdadero cáncer social.


Peor aún, el modelo autocrático imperante, estimula y propicia este clima de violencia para reinar, por aquello de que “en un país de ciegos el tuerto es rey”. La resignación no puede ser, entonces, la conducta colectiva a seguir; sino la romper con ese paradigma, con el primer paso de darle rienda suelta al volcán de la libertad y la democracia; para que luego o en paralelo, construyamos juntos un país de justicia, bienestar y progreso para todos.

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