domingo, 10 de marzo de 2013

EL DOGMA IDEO-POLÍTICO DEL PENSAMIENTO ÚNICO

La utopía y sueños de Marx y Engels de la creación de una sociedad sin Estado opresor y sin clases sociales, la “sociedad comunista”; se quedaron allí en sus teorías sí echamos una mirada por el retrovisor de la historia humana. Salvo los casos de excepciones por dogma de fe del paradigma comunista, por ejemplo, de un Fidel octogenario y de un Chávez noviciado que lo acompañaba, pero que por razones obvias del consabido deceso de este último; ya eso no podría ser posible o quedarían reducidos a su mínima expresión, al establecerse comparaciones experienciales en el contexto planetario.

Ni los 53 años del fracaso de la “revolución comunista” de Fidel, ni los 14 años de la fracasada experiencia del “Socialismo del Siglo XXI” de Chávez, hicieron mella en el dogma de fe ideo-político en estos personajes simbólicos de la historia política de América Latina y más allá de estas fronteras. Tampoco el ejercicio de la crítica y autocrítica muy propia de la Teoría Marxista-Leninista y, mucho menos, las críticas contundentes e implacables de un Miguel de Unamuno contra los dogmas de fe, anteponiendo la supremacía del ejercicio de la razón.

O quizás muy a lo interno de sus personalidades controversiales, lo de ellos era lograr la inmortalidad y superar al Cristo hijo de Dios, quien según el texto bíblico aceptó ser un simple mortal cualquiera, sin la ambición de querer disputarle el puesto al Dios Supremo…el único inmortal. Por eso, por imperio de la realidad, experiencias de regímenes con líderes autocráticos similares y por el interés en juego por tratar de mantener a esas “revoluciones” a como dé lugar; tendrán que conformarse con permanecer embalsamados en urnas de cristal y fortalecerse como mitos en el imaginario popular.

A los delfines y a la élite incondicional de ese proceso Vene-cubano, les correspondería proporcionar garantías de mantener en vida al dogma de fe de la ideología marxista-leninista; acelerar el control de los medios de comunicación y las campañas propagandísticas al estilo del nazi-fascismo alemán, para convertir mentiras en verdades, a base de la repetición desmedida de mensajes dirigidos desde los laboratorios creados para estos fines.
O para esconder las perversiones de un sistema, cuyo régimen de explotación y generador de pobreza se mantiene intacto, aún cuando fundamentan sus clichés y consignas en el logro de un supuesto e inexistente paraíso terrenal.

Así mismo, aferrados a uno de los componentes claves del dogma marxista: el conflicto de clases. Y contando a su favor con el control del “aparato de Estado” en todas sus variantes, se desarrollan disímiles estrategias ideo-políticas para enmascarar los cancerígenos males de la escasez, la inflación, devaluación constante de la moneda, la falta del empleo productivo, el deterioro de los servicios públicos, la corrupción y la ineficiencia de una burocracia parasitaria, que acumula capitales y privilegios, en detrimento de las mayorías excluidas socialmente.

No obstante, al correr del tiempo con el apoyo de los subterráneos movimientos sociales organizados y las demandas socioeconómicas que se hacen diarias y no encuentran respuestas, a ese dogma de fe del pensamiento único, se le encontrará convertido en añicos… pero en contraste, brillará el sol sonriente esperanzador de una vida colectiva en libertad, democracia, plural de pensamiento; con justicia, progreso y bienestar. ¡No hay otro camino!


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