sábado, 2 de marzo de 2013

COLONIALISMO CUBANO EN VENEZUELA

Sí algo hay que admirarle a Fidel Castro es su tenacidad para tratar de imponer su paradigma ideopolítico de distintas maneras, aún cuando los resultados de sus ensayos, incluso en la propia Cuba, hoy día sea de un completo fracaso. Al mirar con lupa la vitrina de una economía en crisis y la presencia al desnudo de la pobreza estructural, que padece dramáticamente la población de esta isla antillana.

Ese encanto de Chávez hacia Fidel es de de una admiración casi religiosa. Eso le abrió inusitadamente a éste último la rendija para dejar atrás la caña de azúcar de la subsistencia para entrar al mundo de la riqueza del “oro negro”, sin disparar un solo tiro. Desde hace años, el mismo Chávez reconocía públicamente que Fidel era para él un “padre, un compañero, un maestro de la estrategia perfecta”. Fraguaron una relación profunda que se ha mantenido en el tiempo hasta el sol de hoy. Incluyendo el acompañamiento en estos duros momentos, por el cáncer terminal que agobia al caudillo venezolano.

Comenzaba a consolidarse de esta manera, una etapa del colonialismo más vergonzoso de que se haya registrado en las páginas escritas de la historia de la República. Así, uno de las pocos regímenes autocráticos que todavía quedan en todo el planeta tierra, recibía el oxigeno de otro personaje autocrático que empezaba a emularlo en todo, hasta de aceptar la doctrina Marxista-Leninista, sin siquiera haber digerido una mínima porción de su contenido.

El aparataje del régimen castro-cubano ante el brillo del “oro negro” y oportunidad de implantar su neocolonialismo integralmente, diseña e implementa sus estrategias con una habilidad y eficacia perfecta y, va minando los más recónditos ámbitos del aparato de estado y sociedad venezolana; con la anuencia y complacencia de la élite chavista: salud, educación, cultura, deporte, seguridad y defensa nacional (sumando lo militar), notarias y registros; comunicación, sistema eléctrico, empresas y comercio estatal, petróleo; puertos y aeropuertos, administración de justicia…y un largo etcétera.

No obstante, en ese proceso de la desvergüenza nacional han cometido graves fallas, que avanzaron en la imposición de su paradigma de “arriba hacia abajo”, sin considerar la complejidad de la sociedad venezolana y sin tomar en cuenta el fuerte arraigo por valores y principios anticoloniales y democráticos de una importante porción de la población. Se les “olvidaron” códigos básicos de su misma “teoría socialista”: esos procesos deben implantarse todo lo contrario, de “abajo hacia arriba” y con el protagonismo de la clase obrera.

Una élite burocrática y “pudrimillonaria” roja-rojita, con la anuencia del castrismo- cubano, ha concentrado todo el poder del Estado y la economía en sus manos, en desmedro de la clase trabajadora y los sectores mayoritarios más excluidos socialmente. Convirtieron al Estado en su propia negación teórica; es decir en un sistema para la opresión de los ciudadanos, encargado no sólo de apropiarse de la plusvalía generada por la fuerza de trabajo del “proletariado” o denegarle derechos sociales y laborales; sino de utilizar el poder del Estado para la represión, persecución, encarcelar y hostigar a quiénes disienten de estos despropósitos inaceptables.

Así pues, todos los venezolanos estamos convocados a resarcir la dignidad perdida, a rescatar la independencia nacional y a colocar sobre la mesa la propuesta de conquistar una Venezuela en libertad, democracia, justicia verdadera, igualdad, soberanía, estado de derecho, bienestar y progreso. ¡Unidad, resistencia y lucha para vencer!


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