domingo, 8 de febrero de 2015

¡CON HAMBRE Y SIN LIBERTAD!… ¡CAMBIO IRREFRENABLE!

Al parecer los nacionales estamos en el umbral de adentrarnos en el peor de los infiernos, bajo la “conducción” de una élite de poder “militarizada”, cuya ineptitud e inmoralidad, ha dejado a la República en las propias pailas luciferinas, en el caos y desastre más absoluto. El drama de millones y millones de ciudadanos en la búsqueda desesperada de alimentos y medicinas por el más mínimo recoveco del suelo patrio, presenta la imagen dantesca ante el mundo de cómo un país ricachón en el gran negocio petrolero se convirtió en poco tiempo en casi una nación de mendigos, de miserables; que se pelean en cada esquina por un mendrugo de pan o de una medicina, para no morir de mengua (sí la consiguen).

Así el deseo de cambio en libertad y democracia, aunque nos cueste aceptarlo en muchos disidentes, pasa a un segundo plano ante la prioridad evidente de saciar el hambre o curarse de los males de salud. Quizás por ello, en el imaginario popular o en los propios planes maquiavélicos del desgobierno rojo, los llamados “juegos del hambre” cobran certidumbre inequívoca. O para satisfacer la inquietud intelectual de los estudiosos del tema, sobre la Teoría de la Evolución de las Especies de Darwin, con la supremacía del más fuerte sobre el más débil, ésta cobra una vigencia inusitada en esta Patria bizarra.

De igual modo, en el trasfondo de una lección que debe aprenderse, para el caso de Venezuela (y Cuba) el guión “marxistoide” sólo podría presentar los harapos del fracaso del modelo “socialista”. Porque hoy por hoy (en ambos países) los pobres terminaron siendo más pobres y, los que no estaban en esa categoría (clase media) se han empobrecido a grado sumo; sin poder completar los pagos por alquiler de la vivienda, las cuotas de pago del vehículo o las exigencias en gastos en materia de educación y salud. Amén de sentirse incapaz de enfrentar la infernal hiperinflación y de los desembolsos económicos para protegerse (a medias) de la desbordada inseguridad. Y en el otro extremo, los empresarios y comerciantes exitosos, les son expropiados sus empresas y comercios. O simplemente se les envía a las oscuras cárceles de la tiranía, para hacerles compañía a los disidentes del campo estudiantil, sindical, gremial, militar (Gral Baduel) y políticos (como Leopoldo López).

Pero también debemos aprender que no sólo del pan vive el hombre, que debemos sobreponernos a la adversidad y obstáculos diversos, que de una vida miserable e indigna estamos en capacidad de salir victoriosos. Ejemplos históricos sobran en lo nacional y en el escenario internacional. Y quizás en palabras, que parafraseamos de Ernesto Sabato, nos corresponde descubrir un gesto demencial de heroísmo, de una generación de hombres y mujeres, capaces de enfrenar la crueldad de la época reinante. ¡Abajo la tiranía! ¡Viva la libertad, carajo!


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