martes, 3 de febrero de 2015

¡NOSOTROS NO FUIMOS; FUE EL INEPTO!

Todo el mundo sabía que más temprano que tarde, al estar hundiéndose el “Titanic” rojo, muchos brincarían la talanquera. O mejor en términos más cargados de ejercicio intelectual, dichas posturas tendrían en algunos personajes, sus explicaciones de la más pura y refinada “coherencia teórica”, pero por supuesto alejadas de la praxis socio-política, adónde se eluden responsabilidades históricas, imposibles de pasar por alto; por ejemplo, si se trata del ideólogo del “Socialismo del Siglo XXI”, Heinz Dienterich. O en menor medida en la creación teórica, pero sí en la toma de grandes decisiones en materia económica y rumbo estratégico del país, desde el Gabinete Ministerial del fallecido “Comandante Supremo” o, del actual heredero de Miraflores; nos referimos al defenestrado e inefable Ex–Ministro, Jorge Giordani.

Por cierto los dos, desde las hamacas de sus bibliotecas, coinciden en afirmar públicamente que ellos no son culpables del caos y el desastre presente del “proceso”; sino (lo dicen ellos) el culpable es el “inepto” del “Palacio Rojo” en Venezuela. ¡Sus razones tendrán! y, las razones de los disidentes, obviamente, porque forma del arsenal natural contra este desgobierno. Se suman, pues, dos frentes inestimables que cuestionan con severidad y crudeza la errática conducción de la República por parte de Maduro y sus incondicionales y, por el hundimiento del país a grado acelerado por aplicar - agrega uno- un modelo de gestión totalitario “cubanoide”, “militarista”, “populista”, represivo, corrupto, hambreador y de atraso histórico irrebatible.

En materia económica, coinciden los aludidos, críticos, disidentes y opositores; el desgobierno de Maduro es un verdadero desastre, sin programa y sin pie ni cabeza en su accionar…que nada tiene que ver con “socialismo” o “revolución”; sino con “improvisación” y “piratería” simple y pura. Con problemas muy graves en los índices inflacionarios y escasez; devaluaciones de la moneda, decrecimiento de las reservas internacionales y del PIB; endeudamiento hasta la coronilla y sin posibilidades de nuevos préstamos con China o con los países miembros de la OPEP. Y para colmo el bajón en los precios del petróleo. Amén de que jamás se ha “sembrado el petróleo” y se vive de las importaciones. Nada se produce y el aparato productivo está quebrado. Tampoco hay dólares para importar. “De país rico, ahora somos un país pobre” (sentenció Giordani, hace pocos días). La CEPAL, por cierto, se encargó de dar cifras incuestionables del aumento considerable de la “pobreza extrema” en el país, pulverizando las mentiras “oficialistas” de su mundo ficticio y de la paja loca de que vivimos en el “mar de la felicidad”.

A la gente, criticó el “nuevo Giordani”, hay que hablarle con la verdad y reducir drásticamente el gasto público, eliminando, por ejemplo, una serie de ministerios y viceministerios que no funcionan. Antes por cierto, Giordani, en su pasado documento, se había referido a la solicitud de sancionar a los responsables del robo multimillonario con los dólares de CADIVI (Maduro, dice uno, se ha hecho el loco al respecto. ¡Reina la impunidad!). Dieterich, también fustigó la publicitada “Guerra ecómica”, es una gran mentira de Maduro, para tapar su ineficiencia. En fin, Dieterich y Giordani, aunque reflejen con sus severas críticas al desgobierno de Maduro, sus posturas de “nosotros no fuimos; sino él”; éstas se entremezclan en coincidencia –ahora- con las hechas reiteradamente por la disidencia nacional desde hace 16 años.

Y con Neruda concluyo con la esperanza de un nuevo amanecer, que beneficie a tirios y troyanos y, sume a todos de amor; con su hermosa y sabia poesía: “Radiantes días balanceados por el agua marina,/concentrados como el interior de una piedra amarilla/cuyo resplandor de miel no derribó el desorden: preservó su pureza de rectángulo/”

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