lunes, 16 de febrero de 2015

CULTO A LA PERSONALIDAD Y “MILITARISMO”

Si algo manejó con maestría y paranoia el fallecido “Comandante Intergaláctico” fue el culto a la personalidad hacia él mismo, lo cual lo enmascaraba con sus supuestos actos épicos y de haber labrado por años el asalto al poder por la fuerza de las armas, cuyo corolario se tradujo en el fracasado Golpe Militar del 4F de 1992, que por cierto Maduro y acólitos del mundo militar y no pocos civiles, celebran con bombos y platillos cada año, con los recursos del Estado venezolano.

Chávez ya al final de su vida, insistió a través de sus peroratas mediáticas con la tesis de la obediencia plena (de sus súbditos, dice uno), como una manera estratégica de conservar el poder como sea. Es decir la aplicación de la doctrina militar al mundo civil, adonde unos pocos mandan y otros obedecen sin chistar, así sea para tapar las vagabunderías de las corruptelas, el clientelismo ocioso partidista, los fondos ocultos en bancos suizos; las operaciones encubiertas para garantizarse apoyos incondicionales de desgobiernos de otros países o, para facilitar los negocios y reparto dividendos ilícitos del narcotráfico, entre los miembros del famosos “cartel de los soles” (según las últimas investigaciones de la DEA y denuncias públicas del Gobierno de EEUU).

De los Castro, el caudillo de Sabaneta, asimiló y aplicó la tesis de la “guerra asimétrica”. Por eso lo cambio todo en el campo militar para que las llamadas “milicias”, “colectivos” y sargentería adoctrinada, pasaran a tomar decisiones y se convirtieran en los ejes del poder de fuego y violación de los DDHH contra disidentes y ciudadanos comunes; dejando a los componentes de formación profesional como simples “jarrones chinos”, sin posibilidad de la defensa y respeto de lo establecido en la vigente Constitución Nacional, en lo que respecta a los valores y principios libertarios y democráticos. Una mala copia de la vieja usanza del fracasado modelo “comunistoide”, que rige desde la Habana y ahora también en conchupancia, con el actual huésped del palacio de Miraflores de Venezuela.

En este orden, esa mezcla demoniaca entre el culto a la personalidad a Chávez (¿y ahora también a Maduro?) con ese rancio “militarismo” parecieran controlar la situación y el poder absoluto en Venezuela. No obstante, desde las propias entrañas de cada rincón del país, se acentúa la capacidad de resistencia cívica, pacífica y democrática de los ciudadanos de a pie, ante el drama infernal de la escasez, la hiperinflación, las devaluaciones de la moneda nacional ante el dólar; la inseguridad, el desempleo, deterioro de la atención en salud y el caos que genera los pésimos servicios públicos…

Así mismo, más del 80% de la población rechaza al desgobierno de Maduro, según las cifras de las últimas encuestas nacionales. ¡La mayoría de los venezolanos no quieren ver a Maduro ni en pintura. ¡Amanecerá y veremos! ¡Viva la libertad!


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