domingo, 1 de febrero de 2015

¡EMPRESAS EXPROPIADAS POR DESGOBIERNO PASAN A LA RUINA!


Escándalos para tapar otros escándalos es una de las líneas estratégicas político-mediáticas de este desgobierno rojo, pero con una clara intencionalidad de fondo de avanzar en la imposición de su modelo totalitario fracasado cubano. Por eso se arremete contra la cadena comercial FARMATODO y contra todas aquellas empresas, comercios, disidentes… que le permitan transferir la responsabilidad de su ineficacia, corrupción, mediocridad…crisis, caos y ruina nacional hacia las manos de terceros. O mejor, para engañar incautos e intento desesperado de frenar el evidente desmoronamiento de su base social y electoral de apoyo (80% de la población no quiere ver a Maduro ni en pintura, según las principales Encuestadoras Nacionales). Y sobre todo: tratar de demostrar al 20% de “apoyo” que le queda (ante la rodada por la pendiente del colapso total) de que hay “desgobierno” para rato, aunque sólo haya dejado las cenizas de lo que antes fue un codiciado país de enorme riqueza petrolera y perfil democrático. El “Farmatodazo” (variante del otrora “Dakazo”) es el “asalto” (¿final?) de la “piratería roja” al “tesoro acumulado” de inversión exitosa de capitales del sector privado (152 sucursales, 8113 personas capacitadas, solvencia financiera y organización postmoderna envidiable), para repartirlo entre la sedienta “tripulación roja rojita” de botines fáciles y presentarlo como un “acto épico” del paradigma fracasado del “Socialismo del Siglo XXI” o de la “revolución castro-chavo-madurista”. Del efecto mediático inicial, vendrá la ruina o los despojos de las propiedades sometidas a la pillería.

No obstante, el argumento irrebatible del fracaso de este desgobierno de Maduro y la cúpula militar-cívica que lo sostiene, son los resultados de su gestión en materia económica, social, política, institucional y ética. Así, por ejemplo, el 97% de los entes comerciales y empresas públicas (expropiadas o no) están en bancarrota, en ruina absoluta. Véase los casos de las empresas básicas de Guayana (Ferrominera, SIDOR, Venalum, Alcasa, Bauxiven…). Los balances anuales, durante casi estos 16 años de desgobierno rojo han sido negativos, producen pérdidas económicas-financieras a la nación. Igual ha pasado con PDVSA, que se mantiene por los préstamos multimillonarios con otros países y por el manejo truculento de los diferenciales cambiarios con dólares preferenciales. Por cierto que, para escapar a su “mea culpa” en vez de ocuparse del negocio petrolero, se ocupan sobretodo del comercio con pollos y otros rubros del área de alimentos (¿”Petropollo?”). Qué de igual modo, la situación de la escasez con dichos productos, es sumamente grave. ¡Ni para eso sirve la élite gerencial roja rojita!

También ha sucedido (la lista es larga) con la mayoría de los comercios y empresas de alimentos y otros rubros (de café, harina pan, leche, azúcar, atún y sardinas; aceite comestible y automotriz; cemento, cabillas…). Por cierto, todos estos productos escasean y cuando se consiguen los precios de éstos están más allá de las nubes. Ni se diga de las tierras y empresas agropecuarias expropiadas, porque para tristeza de todos, hoy sólo abunda en esos predios “monte y culebra”. La cacareada “conjura de la guerra económica” no hay que buscarla en factores externos o la disidencia interna, sino en los actores políticos y económicos de la tiranía -cuyas pillerías, conductas degradantes y corruptelas- dejan muy mal parado al legendario Alcapone y sus mafias luciferinas.

¡Cambio, cambio, cambio… es el grito que brota ruidoso de la garganta de la gente! En palabras del inmortal poeta Neruda: “ES HOY: todo el ayer se fue cayendo/ entre dedos de luz y ojos de sueño;/ mañana llegará con pasos verdes/ nadie detiene el río de la aurora”/

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