sábado, 9 de abril de 2011

"ANTIIMPERIALISMO" - "PROIMPERIALISMO" O EL GRAN NEGOCIO CON EL "EXCREMENTO DEL DIABLO"

Ante un mundo que no puede funcionar sin la energía proveniente del petróleo, es lógico suponer las ansias y voracidad de los países del llamado primer mundo para apoderarse de este vital recurso; porque lo otro sería correr el riesgo de la paralización de sus grandes emporios industriales, eléctricos, bélicos, nucleares, automotriz, cibernéticos, farmacéuticos, comunicacionales y culturales.

Las grandes potencias, utilizan entonces, dos grandes directrices estratégicas para garantizar el suministro permanente del “oro negro” o el “excremento del diablo”, como lo llamó el padre de la OPEP, el venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo: la negociación con los países productores de este recurso no renovable o la aplicación del arte de la guerra, sin importarles las consecuencias en pérdidas de vidas humanas, materiales y ambientales.

En consecuencia, querámoslo o no, todos los países que cuentan con esa riqueza envidiable en sus subsuelos, tendrán la espada de Damocles apuntándoles siempre en su corazón, con el dilema presente de la vida o la muerte. Y con ello entran en juego también los simbolismos culturales, valores y principios de cada país. O los que son acogidos, mediante leyes y convenios, en el concierto internacional; los cuales deben ser respetados.

De esta manera, por ejemplo, los países miembros de la OPEP, han inclinado la balanza hacia la negociación, en un manejo inteligente y equilibrado de la producción y precios del petróleo; garantizando de esta forma el mayor bienestar y desarrollo posible para los ciudadanos de esas naciones.

Quizás por ello, la ideologización o prédica excesiva a nombre de un supuesto “antiimperialismo” suena cacofónico, habida cuenta de los negocios subterráneos entre algunos países miembros de la OPEP y las grandes potencias. Así, en la Libia del llamado adalid de la “Revolución Verde”, Gadafi, éste ha firmado suculentos convenios con las transnacionales petroleras; siendo los contenidos de éstos, las principales fuentes de privilegios del modelo autocrático que lo ha mantenido en el poder por más de 42 años, aún cuando en la retórica de ocasión ante los nacionales y el mundo, sea un contumaz antiimperialista.

Otro personaje que debe haber superado el record Guinness con el uso desmedido de la retórica antiimperialista, es el Chávez de Venezuela; pero, en contrasentido, firmó una serie de convenios leoninos en materia petrolera con las transnacionales, cuyos contenidos son pocos conocidos. Pero lo que sí se sabe es que las menores ganancias son para la nación y la mayor tajada para las compañías petroleras; a cambio Chávez ya lleva 12 años en el poder, yendo de reelección en reelección, con la esperanza no disimulada de tratar de arrebatarle el histórico primer lugar al Fidel de Cuba, quien ha permanecido 52 años gobernando.

En síntesis: el ropaje antiimperialista, “de la boca hacia afuera”, da sus dividendos políticos y; “hacia adentro”, el “proimperialismo”, abulta los bolsillos de la élite involucrada. ¡Que “negoción”!

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