miércoles, 13 de abril de 2011

RACIONADA CALIDAD DE VIDA DE CUBANOS Y VENEZOLANOS

Aunque Esteban y sus incondicionales se molestan cuando se hacen comparaciones con el actual modelo socio-político cubano y la supuesta “etapa de transición” por la cual atraviesa el paradigma venezolano. Sin duda que hay elementos sustanciales que expresan similitudes, sí guardamos las distancias; pero en ambos países es el Estado el que asume un rol protagónico, pero inserto todavía -en el caso venezolano- en el entramado tejido del Capitalismo de Estado “salvaje”. Observemos:

Deterioro del sistema eléctrico y apagones: tanto en Cuba como en Venezuela ya este problema es de carácter estructural. Los ciudadanos de ambos países se encuentran sometidos a programas de racionamientos programados y no programados permanentes, todos los días y a cualquier por hora. Los gobiernos de Fidel y Chávez no les ha parecido esto una prioridad al no haber considerado al recurso de la energía eléctrica como vital para el funcionamiento no sólo de la iluminación de los hogares; sino también de todos los equipos electrodomésticos, computadoras, teléfonos, etcétera. En el caso venezolano es mucho más grave, porque se encuentra entre los 10 países del mundo productores de petróleo para generar toda la energía que se requiere. Amén de que el gobierno venezolano ha suministrado a precios preferenciales el petróleo demandado por Cuba, e incluso, se ha dado el lujo de donar al gobierno cubano plantas generadoras de electricidad. Y paralelamente lograron acuerdos para instalar una refinería, cuyo capital mayor de inversión lo coloca Venezuela.

Alzas en los precios de productos básicos, servicios y el desabastecimiento: por las informaciones provenientes de la isla o por los medios de comunicación dan cuenta de los graves problemas que padece la población cubana por la dificultad para adquirir los productos de la cesta básica y tener acceso a servicios públicos decentes. Las largas colas para el racionamiento programado de los alimentos es ya algo crónico en esta isla del Caribe desde hace varias décadas. Verbigracia que no cuentan con productos y servicios de calidad. En el caso de Venezuela es más vergonzoso, porque no produce casi nada y todo lo importa. Los servicios públicos, además, se han venido deteriorando. Aparte que el desabastecimiento y altos precios de los alimentos vuelan como los pájaros en cualquier época del año. La cifra del índice inflacionario raya en un acumulado cercano al 30% durante el presente lapso. Las colas para adquirir los productos, especialmente los alimentos en Venezuela, ya son similares a las de la Cuba de Fidel.

Clientelismo y desempleo: En ambos países fue transformado el estado en el principal empleador. Las nóminas de personal se encuentran abultadas, donde una gran porción de estos trabajadores son fichas clientelares de los partidos de gobierno. No obstante, en Cuba muy recientemente, por ejemplo, se comenzó a despedir en masa a miles y miles de trabajadores, porque el Estado cubano se le está haciendo difícil mantenerlos a todos y por las graves dificultades por la cual atraviesa la economía “socialista” de ese país. En cambio en Venezuela, el gobierno de Esteban absorbe y absorbe más personal, en un proceso de voracidad burocrática vertiginosa. Pero ya comienzan a tener serias problemas para mantener esas nóminas y el país arde en conflictos laborales por toda su geografía. Se le está haciendo insostenible cancelar hasta los sueldos y salarios de casi 3 millones de personas, menos aún responder a reivindicaciones y cumplimiento de las contrataciones colectivas. Así mismo las expropiaciones y confiscaciones de empresas de la ciudad y el campo, se han constituido en brasas que le están quemando las manos del gobierno, porque han despedido a diestra y siniestra, generando una masa importante de desempleados.

De esta manera el Socialismo de Estado a la Cubana y el Capitalismo de Estado “salvaje” venezolano, se dan de la mano para hundir más aún a los excluidos sociales de siempre en un mar de desesperanza en pro de la justicia, bienestar y calidad de vida. ¡Lo más grave para todos es quedarnos de brazos cruzados y no luchar! ¡La lucha por la vida y la dignidad ciudadana no puede ser abandonada jamás!

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