lunes, 18 de abril de 2011

CAMBIOS EN CUBA HACIA EL CAPITALISMO Y EL DESCONCIERTO DE ESTEBAN

Al parecer los recientes anuncios de Raúl Castro, a propósito de la culminación del VI Congreso del Partido Comunista en Cuba, dan señales de transformaciones profundas en el modelo socio-económico y político que impera desde hace 50 años en esta isla simbólica del Caribe. Porque independientemente de las consignas de mantener el paradigma del “socialismo”, los cambios apuntan hacia insertar componentes claves del odiado capitalismo, con lo cual se sumarían –dice uno- a los actuales modelos de transición hacia el capitalismo de los rusos y chinos. O mejor como dicen algunos estudiosos y analistas del tema en estos países, predomina una especie de “socialismo de mercado”.

En ese sentido, uno se imagina el desconcierto que debe predominar en el Esteban de Miraflores y en la élite que lo acompaña, el anuncio del Castro cubano de impulsar la “descentralización político-institucional”, como una manera de ir rompiendo con la excesiva concentración de poder y la ineficiencia del Estado centralista. O el hecho de permitir que los cubanos puedan ser propietarios de vehículos y viviendas; sometiéndolos al libre juego de la oferta y la demanda, como cualquier transacción rutinaria propia de las sociedades capitalistas.

Peor aún “con el grito al cielo” que deben estar vociferando los fundamentalistas de la cúpula roja-rojita venezolana, al escuchar el otro anuncio del Presidente Cubano de eliminar el “racionamiento alimentario” a la población, mediante las famosas “Libretas de Abastecimiento” que daban acceso a una modalidad de “canasta alimentaria”, por considerar insostenible los gastos del Estado por este concepto y por supuesto dado a la actual crisis económica del “Socialismo de Estado Cubano”. Así mismo, por las abultadas nóminas de personal o mejor dicho del “ejército clientelar del régimen autocrático cubano”, que hace meses lo obligó a despedir a miles y miles de trabajadores dependientes del aparato institucional.

Con la cacareada autocrítica, daban cuenta de un “exceso de igualitarismo” que impedía el desarrollo productivo de ese país o que; el “ocio improductivo” de una porción de la población estaba generando vicios y perversiones inaguantables para la economía nacional de la isla. Esteban, por cierto, se afinca en ese modelo cuestionado por la dirigencia cubana, al abultar cada día más las nóminas de personal del Estado, que no es otra cosa que desarrollar a más no poder el “clientelismo partidista”, convirtiéndose éste en una rémora cancerígena en el cuerpo social venezolano.

Sólo se han tocado algunos aspectos simbólicos de lo que está ocurriendo en la Cuba del régimen autocrático, porque todavía habría mucha tela que cortar, pero lo cierto es que el caudillo venezolano debe estar sumamente preocupado, porque como corolario de lo analizado, se limitarán los períodos de permanencia en el poder de los funcionarios públicos -se imagina uno- para que no se repita la experiencia de otro Fidel Castro de los 52 años en el poder o; por efecto dominó de un Esteban con 12 años en el poder, que no quiere dar su brazo a torcer de intentar superar ese record en América Latina.

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