viernes, 8 de abril de 2011

¿SOBERANÍA, DESPRECIANDO A LOS NACIONALES?

Con la crisis crónica de los servicios públicos (electricidad, agua, transporte, aseo urbano, drenaje y vialidad) y, por supuesto, de aquellos servicios considerados básicos (salud y educación, cultura y deporte); seguridad y defensa (lo militar, servicios secretos); pone en evidencia de que algo de fondo está podrido en Dinamarca o, más bien hay que hurgar en el contenido de las convicciones de la élite que gobierna a Venezuela, especialmente del huésped de Miraflores, en relación a considerar a los venezolanos de “incapaces” y a los cubanos, chinos, rusos e iraníes como los “cerebros” por su supuesta sólida formación técnica, gerencial, experiencial y hasta en lo “ideo-político”.

Alguien podría pensar que lo dicho es una mera especulación y porque hasta a uno mismo se le presentaban ciertas dudas, especialmente por el fuerte contenido “nacionalista” y de “defensa a ultranza de la soberanía nacional” que afloran en los discursos frecuentes de los actores del protagonismo socio-político del poder absoluto en la estructura del Estado, no de una Venezuela que se desarrolla integralmente y avanza en el concierto internacional; sino más bien de un país que uno observa va directo al “barranco”, como suelen decir los venezolanos de a pie.

Una prueba irrefutable de ese desprecio por los recursos humanos venezolanos, es el hecho de que progresiva y sostenidamente en las áreas claves señaladas, los nacionales han venido siendo desplazados, obedeciendo a un plan estratégico bien calculado, por aquel personal proveniente de las nacionalidades antes dichas, especialmente del componente cubano. Por eso, se les observa tomando decisiones y generando sus propios planes en los espacios institucionales que han venido ocupando, con la venia complaciente del amo del poder en el país.

Esta afirmación anterior, encuentra también asidero, en la concepción del manejo del poder de Esteban, quién calcula que sea hasta que el reloj biológico se apague y venga en sustitución de él otro miembro del clan familiar. Por lo cual el “poder obediencial” es mejor cultivarlo con recursos humanos prestados de otras nacionalidades; y no así con los espíritus rebeldes de los venezolanos, cuya herencia histórica de los próceres, con el mismo Libertador Simón Bolívar a la cabeza, es del ser nacional “crítico”, “autónomo”, “independiente”; y no servil e incondicional, mucho menos a causas en pro de un entreguismo solapado de la república.

Ese desprecio a los nacionales está allí a flor de piel, cuando éstos se ven obligados a utilizar los recursos más extremos en las formas de luchas para que le sean reconocidos sus derechos de ley, o cuando se intenta asfixiar económicamente a las universidades autónomas, porque como es sabido por todos, de su seno han salido lo mejor de la inteligencia nacional, esa que ha brindado a la nación tiempos de gloria en la investigación científica, académica, intelectual y, en los saberes acumulados para contribuir resolver los problemas neurálgicos que agobian a los venezolanos provenientes de las distintos estratos sociales y formas plurales de pensar.

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