martes, 26 de abril de 2011

UN GOBIERNO SIN ALIADOS Y SIN RUMBO

Al parecer al Esteban de Miraflores se le está poniendo el “mundo chiquitico”, no sólo por lo que viene ocurriendo en el Medio Oriente por las caídas estrepitosas de todos sus amigos autócratas árabes, con los cuales se regodeaba a sus anchas como un “gran líder” del ámbito internacional, mediante la firma de acuerdos diversos que tenían un claro perfil en el contexto de la geopolítica de poder mundial, en sus sueños paranoicos de “acabar con el imperialismo”. La muestra más elocuente de lo dicho, es el cerco militar que ejecutan las grandes potencias imperiales agrupadas en el OTAN, en contra de su amigo incondicional y admirado héroe, al Gadafi genocida de la llamada “Revolución Verde” de Libia.

Mientras tanto sus otros aliados de poder, Rusia y China, andan en lo suyo, porque aparte de expresar los desacuerdos –diríamos que casi discrecional- por la intervención militar en Libia; sus prioridades geopolíticas y a lo interno de sus países los coloca a establecer límites y alcances, que no necesariamente entran en consonancia con la pasión retórica antiimperialista del innombrado venezolano de Barinas. Además, los gobiernos de esto países ya lograron lo suyo con el caudillo manirroto nacional: convenios onerosos en equipamiento bélico militar, por la explotación y venta de petróleo a futuro a precios de “gallina flaca” y por los préstamos financieros con intereses leoninos.

Pero lo que está ocurriendo en Cuba, es para que el caudillo venezolano sufra de insomnio por un buen tiempo, porque él se copió o mal copió de ese paradigma. Pues resulta que está en revisión profunda, sí nos atenemos a los anuncios del recién celebrado Congreso del Partido Comunista de la isla, lo cual es un indiscutible indicador del fracaso del “socialismo de estado”, por su carácter centralizador del poder (ahora descentralización), clientelismo partidista parasitario e improductivo (ahora permisividad para la iniciativa privada, o tener la posibilidad de convertirse en propietarios de viviendas y vehículos y, eliminación de las libretas de abastecimiento alimentario) y, lo crucial: límites de tiempo para los cargos públicos (¿para evitar otro Fidel con 52 años en el ejercicio absoluto del poder, de reelección en reelección?).

Pero el quid para un escenario de patología crónica del “héroe de Sabaneta”, es por lo que se observa a lo interno del país: un cuadro de conflictividad como nunca antes y un Estado “rojo-rojito” incapaz de para hacer frente a las demandas de la población. Una situación dramática por la inseguridad reinante, apagones de luz a cada instante, el alto costo de la vida desbocado, vialidad destruida y los programas de construcción de viviendas con retrasos de varios años. Un sector salud paralizado ante la aparición de enfermedades emergentes y reemergentes o, porque éste hace caso omiso a las peticiones reivindicativas de los trabajadores, los cuales se ven obligados a huelgas de hambre o coserse la boca para ejercer presión y los escuchen. Amén el sector educativo y universidades que, ante el “descuido” de la élite que gobierna, no cuentan con los presupuestos idóneos para la docencia, investigación y bienestar estudiantil. Las empresas expropiadas o del Estado paralizadas por falta de gerencia, inversiones y mantenimiento. O la corrupción que galopa en “sabana abierta”.

La lista es pues muy larga y grave, pero obviamente señala el camino de un gobierno que conduce al país, pero hacia el despeñadero. La obligación de todos los venezolanos es hacer frente a estas gravísimas dificultades y ello pasa por construir un Proyecto de País Alternativo, radicalmente diferente al modelo autocrático reinante, que coloque por delante las banderas universales de la libertad, la democracia, la igualdad, la justicia y un estado auténtico de derechos. Y por supuesto, debe plantearse la sustitución por vía democrática, de la actual élite que nos desgobierna. ¡Hacia allá hay que ir sin miedo y absolutamente convencidos!

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