viernes, 8 de abril de 2011

¿MACROECONOMÍA CONTRA CALIDAD DE VIDA?

Con “bombos y platillos” los Ministros de la Economía del Gabinete de Esteban anunciaron que Venezuela ya está en el umbral del despegue económico, pronosticando que el fulano Producto Interno Bruto (PIB) crecerá este año entre un 3 y 4%. Explicaron que ese impulso se debe a la manufactura, al comercio y a la construcción. A este último indicador, por cierto lo “adelantaron” porque estaría arrojando cifras en pro del empleo, a propósito de los anuncios presidenciales de un esfuerzo extraordinario del Estado para paliar la crisis de la construcción en materia de viviendas.

También señalaron, de una manera muy especial, que dicho crecimiento se debía a las grandes inversiones del ente estatal a favor de las políticas y programas sociales por un monto de 330 mil millones de dólares. Y para no quedarse cortos afirmaron que en materia de inflación, ésta tendería a reducirse y alcanzar un techo entre un 23% a 25% al culminar este año 2011.

Antes estos anuncios oficiales, a uno comienza a generársele un cúmulo de dudas, porque una cosa son las estadísticas y cifras frías y, otra cosa es la dramática realidad en que viven los venezolanos hoy. Porque, incluso, la rueda de prensa de los referidos Ministros se dio en un ambiente nacional de intensa conflictividad social: huelga de hambre y con la boca cosida de los trabajadores de la salud para exigir derechos laborales denegados. Protestas de múltiples comunidades por seguridad, servicio de agua, drenajes, vivienda, vialidad y alumbrado. O en medio de una obscurana del país por los apagones programados y no programados ante el colapso del sistema eléctrico nacional.

O las protestas generalizadas en toda la geografía nacional de los trabajadores públicos, empresas básicas de Guayana y Pdvsa, por la exigencia de cancelación de prestaciones sociales, cláusulas contractuales y demás beneficios de ley. Amén de las protestas casi a diarios de los docentes, estudiantes y trabajadores universitarios ante las insuficiencias presupuestarias; se ponga fin al no cumplimiento de las obligaciones laborales y que se facilite con recursos las inversiones requeridas en investigación, docencia y extensión.

A los venezolanos los Ministros de la Economía no podrán engañarlos o manipularlos con los números macroeconómicos de la conveniencia política o para venderle la ilusión de la felicidad futura, porque cuando éstos van al mercado, la farmacia, tiendas de calzado y vestido o pagar las facturas de electricidad, agua y teléfono; los precios de los productos y servicios aparecen modificados constantemente con cifras hacia arriba, sin los anuncios públicos respectivos o posibilidad de reclamo justo.

De esta manera, en el seno de las multitudes la gente sentencia públicamente: ¡si esto es el “socialismo”, que fraude Dios mío!

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