lunes, 24 de febrero de 2014

¡LAS DICTADURAS NO DIALOGAN: IMPONEN, REPRIMEN!

Heinz Dieterich, el ideólogo del paradigma del “Socialismo del Siglo XX”, ha estado actualmente muy diligente por diversos medios de comunicación nacional e internacional, para tratar de “salvar” algo -diría uno- de su modelo académico de “igualdad social”, del “mar de la felicidad”. Aunque -el mismo lo aclara- éste fue desviado por el gobierno de Chávez a partir del 2003, siendo desde esa fecha “inviable”, “disfuncional”, especialmente en materia económica. De esta manera, Dieterich, oscilando entre la utopía y un pragmatismo desconocido propone evitar una “guerra civil” en Venezuela, mediante un mecanismo de “cohabitación” que incluya a Capriles, porque no hay posibilidad alguna de que las dos grandes fuerzas enfrentadas –“polarizadas”- impongan su solución ante los grandes problemas del país.

A Dieterich le faltó un “detalle” trascendente: ¿cuál dictadura dialoga? ¡Qué lo sepamos ninguna lo ha hecho! Todas las dictaduras conocidas históricamente han tratado de imponer su modelo y su agenda por todos los medios a su alcance- a “sangre y fuego”- como lo vienen ejecutando los Castro, Maduro, Diosdado y sus esbirros al bañar de sangre de los jóvenes heroicos, las calles de esta Republica herida. Incluso, Maduro, para fines de la propaganda mediática y la comedia de ocasión ha “convocado al diálogo” y a la “paz” a su manera, pero en ningún momento ha dejado de reprimir con saña la protesta social que inunda las principales ciudades del país, cuyos ciudadanos son hoy asediados por la GNB, fuerzas de seguridad y “colectivos armados” a través de tanques, aviones, disparos de fusiles y ametralladoras; gases, represión brutal, torturas, heridas, desapariciones, violaciones, cárcel, allanamientos a sus hogares, humillaciones y amenazas de muerte. Incluso en uno de sus desmanes mediáticos, Maduro, ha reiterado su voluntad y compromiso de sacar el “mal de raíz”, al igual que Hitler contra los judíos”: “operación exterminio”, ¿o no?

La “salvación nacional” de que habla Dieterich, en la opinión de varios sectores que lo hemos propuesto reiterada e insistentemente es la convocatoria a una “Asamblea Constituyente”, que incluya una etapa de transición, para que todas los actores políticos y sociales representativos, puedan definir el perfil básico del proceso de Refundación de la República, en el cual todos los ciudadanos tengan claro el mecanismo de una participación protagónica, sin la interferencia de los actuales “poderes constituidos”. Una salida al actual desastre y caos de una manera pacífica, democrática y constitucional. Se apartaría el esquema autocrático del “todo o nada”, por el de “ganar, ganar”. ¿Pero, quién le pone el cascabel al gato?

Por supuesto, ello implicaría desde ya el cese a la represión brutal, liberación de todos los presos políticos, incluyendo la libertad de Leopoldo López y el acoso a la dirigencia disidente; el regreso a los ciudadanos que se encuentran en el exilio por motivos políticos; castigo a los responsables de crímenes y atrocidades represivas contra los estudiantes y los ciudadanos en general y, el desarme de los colectivos armados. También la renuncia de Maduro debería estar en la referida agenda. De prestarse al diálogo sería la única dictadura que lo haría. ¡Un fenómeno en la historia universal, Dieterich! ¡Puede que sea la excepción! ¡Ojalá!



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