jueves, 13 de febrero de 2014

¿NI PAN, NI VOZ, NI SUEÑOS DE LIBERTAD?

Quizás podrán callar la voz de los medios, reprimir con saña, privar de la libertad a muchos jóvenes y hasta cubrir con sangre de futuro las calles de Venezuela, pero jamás podrán detener el viento indetenible de cambio que se expresó con fuerza de huracán en millones y millones de nacionales, a través de las impactantes y multitudinarias marchas en el Día de la Juventud. Esa oleada de rebeldía incendió la pradera para pulverizar en los tiempos de Dios a ese modelo fracasado de país: hambreador, corrupto, represor y perverso que representa los intereses del régimen cubano en la actual estructura de poder de Miraflores en Venezuela.

Hay un sentimiento que recorre el alma nacional de un ya ¡basta! al odio enfermizo, las divisiones, a las mentiras y manipulaciones; y que siga a la deriva de ese barco-nación que se hunde en el pantanal de la pobreza, la carestía de alimentos, la inflación endemoniada, creciente desempleo y, ante ese manto de terror de la cultura de la violencia y la inseguridad que nos arropa a todos.

Ni el pan nuestro de cada día se consigue, porque ese desvarío del poder omnipotente desde el Estado se adueñó de todo y sobrevivimos de las importaciones de los alimentos, que por la carencia de las divisas necesarias, hace posible esa vieja aspiración del dogmatismo marxista cubano del control absoluto de la conducta de los ciudadanos, so pena de suspenderle el racionado mendrugo de pan. Una nueva forma de esclavitud, pero disfrazada con la conquista del “mar de la felicidad”, que nunca llega. No aparece pues, por ningún lado, el cacareado y prometido “Socialismo del Siglo XXI”.

Muy por el contrario, ese fulano “proceso revolucionario” fue generando y ejecutando acciones para ir apagando la voz de los ciudadanos, que sólo repiten, por la vía de las imposiciones estatales o adoraciones míticas, los loas eternos al “Comandante Supremo” en el “Cuartel de las Montañas”. O en el ámbito terrenal al Maduro o al Diosdado herederos de aquél, que en esos procesos de adoctrinamiento, están convertidos hoy en los mejores discípulos sumisos e incondicionales de los dueños del poder dictatorial del Proyecto Vene-Cuba.

La concepción tiránica del “militarismo” cubano se ha venido imponiendo en Venezuela, a tal punto que todo el poder mediático está en manos del Estado y los pocos medios que quedan de la llamada “prensa libre”, se les acorrala con procedimientos amañados, de no concederles las divisas para la adquisición de papel o porque en aras de la seguridad del Estado la tv y emisoras, sólo pueden divulgar informaciones de su total conveniencia. La censura y la autocensura han funcionado con la eficacia de apagar progresivamente las informaciones diversas y ejercicio del pensamiento plural.

Pero los sueños de libertad no podrán ser arrebatados por tiranía “militaroide” alguna o por los “colectivos armados” tarifados para segar la vida de los jóvenes en rebeldía. La disidencia de millones contra este status quo rojo rojito criminal, corrupto, hambreador y pervertido; apenas comienza a enseñar las semillas sembradas de lucha en resistencia por la libertad y la democracia. ¡Qué no nos quede duda: tendremos pan, tendremos nuevamente voz, tendremos luz de progreso y el olor de la libertad tendrá por siempre su luna de violines!

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