domingo, 9 de febrero de 2014

¡“PUEBLO”, “PATRIA”…PREFERIDAS POR DICTADORES!

Cualquier avispado observador se ha podido dar cuenta de la incesante repetición de palabras de tiranos y mesías militaristas cómo -“pueblo”, “Patria – que, históricamente, nos recuerdan el holocausto del nazi-fascismo alemán, las atrocidades antihumanas de los “gorilas militares” del Cono Sur, al Fidel de los fusilamientos a disidentes o; al Chávez y al Maduro del caos, el desastre nacional o de la represión y cárcel sistemática contra quienes piensen distinto a su Proyecto totalitario “militaroide”.

La palabra y el concepto demagógico de “pueblo” los conectó con las esperanzas y demandas de redención social de los excluidos. Pero, en paralelo, la aplicación de la concepción “militarista” al Estado y la sociedad les otorgó la patente de corso para encubrir los propósitos de fondo de cavar la fosa de todo vestigio de democracia, ejercicio del pensamiento plural, respeto a los derechos humanos, ambiente propicio para la prevalencia de normas constitucionales que se cumplan y, la presencia de una imparcial administración de justicia.

El control del poder mediático y la propaganda consuetudinaria cubren las otras tareas, muy a lo Gobbels, de la alienación desmedida de densos sectores de la población, que idiotizados sólo optan con sonar con sus aplausos de galería, la dirección equivocada hacia al abismo de la pobreza, la miseria, la ruina y la desesperanza de una vida mejor. Chávez y -lo heredó Maduro- los “Aló presidente” y las “cadenas” obligadas por todos los medios a cada rato, son los símbolos obscuros de los procesos de destrucción de la conciencia colectiva y de la participación auténtica del pueblo en la toma de decisiones sobre el rumbo de la nación.

Con la palabra y el concepto de “Patria” les abrió el camino a los proyectos faraónicos que, cuán mesías de uniforme militar o máscaras similares, se vendieron ante todos cómo los inmaculados “patriotas”, o “épicos próceres” supuestamente de ser capaces de dar la vida por los intereses nacionales. Pero que, al hurgar debajo de la alfombra, las miserias humanas se muestran con todo su esplendor, con los casos escandalosos de corrupción, narcotráfico, nepotismo, clanes y mafias para el usufructo personal o de las camarillas del entorno. O del empleo de la “administración de justicia” para la venganza personal o “fusilar” la moral de líderes de la oposición democrática o de conocidos luchadores sociales (sindicales, gremiales, estudiantiles o comunitarios).

A nombre pues del “pueblo” y de la “Patria” Venezuela vive una de las peores crisis de su historia, aun cuando en palabras de Maduro y su combo vamos rumbo al “mar de la felicidad”. La escasez de productos básicos, la inflación inaguantable, el desempleo galopante por el cierre de empresas y comercios, la falta de medicamentos para el tratamiento de enfermedades delicadas; la violencia e inseguridad por el hampa o, la represión brutal de este desgobierno contra quienes osen romper el silencio ante esta farsa nacional; mantiene a los jóvenes y ciudadanos en las calles, dispuesto a no calársela más. El dilema continúa siendo: ¡Democracia o dictadura! ¡Tú decides!



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