lunes, 10 de marzo de 2014

¡ESTUDIANTES!: ¿LOS JUDÍOS DEL CASTRO-MADURISMO?

El Movimiento Estudiantil Venezolano pase lo que pase dejará una página gloriosa en la historia, en su lucha heroica por la emancipación de la República. Aun cuando esté padeciendo en carne propia la peor de la barbarie represiva que se tenga conocimiento, si hacemos una revisión de la memoria colectiva. La élite de poder castro-madurista en Venezuela, en la práctica, ha calificado a los estudiantes como los enemigos públicos número uno, por encima de los delincuentes de la peor calaña. Son los “judíos” del régimen que hay que eliminar como sea, como en el ayer los judíos lo fueron para el nazi-fascismo alemán. “Arrancar el mal de raíz” gritó histérico el Hitler de doble nacionalidad de Miraflores al ordenar -siguiendo fielmente las instrucciones de los Castro de Cuba-, para que sus esbirros de la muerte persigan, hostiguen, encarcelen, torturen, hieran, atropellen, humillen, violen y hasta asesinen a los hijos del futuro de esta Patria de Bolívar.

Los jóvenes irreverentes son hoy en Venezuela una masa mayoritaria irrefrenable de “indignados”, que jamás cesarán en su propósito de cambiar al Estado y la sociedad venezolana, penetrado por la ideopolítica neocolonial cubana “marxistoide” y por las corruptelas más asqueantes, por parte de la casta de “malandros” rojo rojitos “pudrimillonarios”, que han acumulado riquezas mal habidas por espacio de 15 años, ante los ojos e impunidad reinante entre los poderes públicos incondicionales al totalitarismo de Estado del “palacio blanco”. Mientras en contraste, una población mayoritaria de excluidos sociales, de los “condenados de la tierra”, pululan en las calles asediados por el hampa o en gigantescas colas por pan, papel higiénico, trabajo y salud. Una mezcla de los resabios del fracasado “socialismo real cubano” y la perversión de la ética y los principios de la élite que desgobierna, complejiza a grado extremo el drama nacional.

Nunca imaginamos siquiera los venezolanos, cual película de terror o al mejor estilo del nazi-fascismo, observar ante los ojos de todos, reprimir con brutalidad sanguinaria a los jóvenes estudiantes o, perseguirlos -como los herejes en la edad media- para asesinarlos, detenerlos, agredirlos o humillarlos con absoluta saña infernal. Amén de destruir propiedades, apartamentos o casas con la intencionalidad de generar un clima de miedo y terror en las victimas, familiares, amigos y vecinos. Los “colectivos armados” y la GNB se han convertido en lo que fueron en el ayer los nazi-fascistas para los judíos. Las “operaciones exterminios” parecieran ser las órdenes del Maduro-Hitler contra los desalmados e indefensos estudiantes, que protestan en resistencia pacífica ante la destrucción y caos reinante en el país.

Por lo pronto y con el alma arrugada uno se debate entre la ira, la impotencia, la protesta enérgica o, abrazando con fuerza sublime el contenido de la poesía de Pablo Neruda, en sus cantos al amor: “amor, de grano a grano, de planeta a planeta, /la red del viento con sus países sombríos, /la guerra con sus zapatos de sangre, / o bien el día y la noche de la espiga/”


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