jueves, 13 de marzo de 2014

¿PAZ DE LOS SEPULCROS O PAZ PARA LA VIDA?

Nadie puede convocar a la paz, al diálogo, con los fusiles disparando para la muerte, porque genera indiscutiblemente las condiciones para el anti-diálogo, para el enfrentamiento violento, para una “guerra” entre nacionales que nunca se podría predecir su final. Ese es, principalmente, el dilema extremadamente delicado del gobierno de Maduro en estos momentos. Porque él maneja, en gran medida, los hilos del “poder constituido” del Estado como un todo.

Es el drama de Venezuela hoy, al adoptarse impositivamente (por encima del mandato constitucional) la fórmula de la concentración del poder único en el Ejecutivo Nacional, sin el contrapeso de los demás poderes públicos, cuya incondicionalidad es evidente a éste. Más grave aún, Maduro otra vez violando la carta magna, avaló la funcionalidad de una supuesta “Junta Cívico-militar”, en la cual descansarían las grandes decisiones del Gobierno central. Es decir, los demás miembros de los “poderes constituidos”, son simples “jarrones chinos”.

Quizás allí radique la explicación del por qué esa conducta bipolar del Gobierno de Maduro de la convocatoria al diálogo hoy (decisión de él) y el otro día el antidiálogo, con las incursiones represivas contra los estudiantes y Sociedad Civil (decisión de la “Junta…”). O viceversa. En todo caso: extraordinaria diferencia con el mandato del “Comandante Supremo”, porque el Estado era él (“El Estado soy yo”).

Habría que recomendarle a Maduro o la Junta Cívico-Militar las lecturas de Mao, a las cuales hacia alarde en muchas ocasiones, el caudillo fallecido de Barinas: Primero, “el que determina el resultado de una guerra no es la máquina, el fusil, el avión o el tanque de guerra, sino el hombre, el ser humano…” Segundo, “el pueblo es el ejército, como el agua al pez”. Y por lo que uno observa, “el pueblo” y “el ejército” fueron sustituidos por “colectivos armados”, por “malandros armados”, por “escuadrones de la muerte”; que asesinan, torturan, hieren, encarcelan, violan, atropellan y asedian a los estudiantes y a los ciudadanos indefensos en cualquier lugar y, en especial, en los sitios de residencia. Las masacres y genocidios de lesa humanidad están a la orden del día.

El terror de las armas que disparan a matar a quien sea, se olvidaron del ser humano de que hablaba el “Comandante” refiriéndose a las lecciones de Mao. Pero, en todo caso, Maduro y sus incondicionales no son Chávez. El desbarajuste se multiplicó. El “Terrorismo de Estado” se ha implantado sin mirar a quien matan, incluyendo a niños inocentes. En consecuencia nuestras vidas, la vida de todos, se encuentran a merced de los “escuadrones de la muerte” con o sin uniforme.

No hay duda que saldremos de esta pesadilla tarde o temprano…la lucha incansable es el camino…las voces del mundo se unen a nuestras voces… porque como dijo Neruda con su poesía inmortal: “Y en el amor no valen tampoco ojos cerrados/profundos lechos, lejos del pestilente herido/o del que paso a paso conquista su bandera/

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