martes, 13 de enero de 2015

¡AGONIZA DERECHO A LA SALUD Y VIDA EN VENEZUELA!

Los nacionales pareciéramos sobrevivir ante una maldición apocalíptica bíblica o como Sísifo, aquel Dios griego, expulsado por castigo del reino de todos los dioses, a vivir eternamente girando sobre una enorme roca, sin poder hacer una cosa distinta. No salimos de una crisis y éstas son recurrentes y se acentúan al paso de los años, con la participación de actores políticos distintos, pero cuya mediocridad se develan al asumir éstos los compromisos de gestión gubernamental. Por eso, no debería asombrarnos por el hecho de estar rodando por la pendiente, hacia el precipicio en el ámbito económico, social, político y moral.

Peor aún: ni siquiera tenemos garantizado ese componente vital, primario y consustancial con el ser humano: el derecho a la salud y a la vida de los ciudadanos. Porque el Sistema Nacional de Salud, también como el resto del Estado y la sociedad, está en caos total. Y muchísimos venezolanos (para vergüenza ante el mundo) se están muriendo de mengua en su casa, en las puertas de los establecimientos de atención en salud o, en los “servicios” de salud intra-muro hospitalarios. La calidad de la atención integral en salud en la Venezuela de la fabulosa e inmensa riqueza petrolera, se encuentra en estos momentos, en la categoría de un país de “Cuarto Mundo”.

Con la “Misión Barrio Adentro” (I,II,III y IV), este desgobierno “rojo rojito” pretendió cambiar el concepto de atención e indicadores de salud “médico-asistencialista” hacia lo preventivo, de educación en salud y participación comunitaria…en fin mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, en la actualidad, todo se derrumbó. Y la calidad de vida de los nacionales se encuentra entre las peores del planeta, sí se mide por los aspectos de alimentación (cantidad y calidad, desmejoramiento sustancialmente), saneamiento ambiental (promontorios de basura por todos lados, cloacas colapsadas en cada rincón del país y aguas para el consumo contaminadas y pésimo servicio). Y la morbi-mortalidad ha crecido en las cifras de las estadísticas rojas (accidentes de tránsito, violencia social; resurgimiento de enfermedades asociadas a la pobreza como dengue, chikungunya, malaria, tuberculosis, diarreas, desnutrición y malnutrición…). Amén de que los planes preventivos, educativos y de participación ciudadana, han sido transformados en instrumentos para la “ideologización” y adoctrinamiento “comunistoide” pro modelo fracasado cubano.

La escasez de medicinas y los altísimos costos de la que consigue, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza y de stress, para los familiares de pacientes crónicos o de quienes solicitan atención en salud, de acuerdo a la complejidad de sus padecimientos. No hay estadística al respecto, pero es obvio que mucha gente se está muriendo de mengua al no conseguir los fármacos, insumos o equipos médicos para atender a sus requerimientos de atención en salud.

Pareciera, como los contenidos de los poemas de Neruda, esa exacta descripción de la situación de pobreza crítica en el país, pero con la firme esperanza de los cambios para salir de ésta: “Vienes de la pobreza de las casa del Sur,/de las regiones duras con frío y terremoto/ que cuando hasta los dioses rodaron a la muerte/nos dieron la lección de la vida en la greda/”

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