viernes, 3 de junio de 2011

LOS "INDIGNADOS " ROMPIERON EL SILENCIO

La historia registra innumerables movimientos sociales trascendentes que han irrumpido contra el orden establecido en países que se consideran infranqueables ante los cambios sociales. La Revolución Francesa marcó uno de esos hitos en pro de la lucha por la igualdad entre los hombres. No puede haber discriminaciones sociales, porque todas las personas tenemos los mismos derechos. La sociedad debe estar al servicio del colectivo, no de unos pocos privilegiados o de los aristócratas. Eran esos los gritos que retumbaban en aquella Francia de la efervescencia revolucionaria de espíritu democrático y libertario. Luego, esas mismas banderas se expandieron por todo el planeta y continúan indetenibles, con el concurso de la rueda de la historia, hasta la inmortalidad –dice uno-.

La pobreza estructural de los países, muestra con evidencias de que jamás los “condenados de la tierra” pueden dejar de luchar por el derecho a una vida decente y digna; donde el protagonismo participativo y democrático los convoque a sumar beneficios en materia de salud, educación, alimentación, seguridad ciudadana, servicios públicos básicos, empleo, seguridad social y laboral; vivienda, cultura, deporte y recreación. La pobreza en el mundo, con su cuadro de desigualdades sociales, determina las altas cifras de mortalidad por enfermedades asociadas a la pobreza en un 41%, en comparación con un 47% de muertes en los países desarrollados, asociadas a enfermedades no relacionadas con la pobreza, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De esta manera muchos estudiosos de lo dicho, han llegado a la conclusión que la pobreza, las desigualdades sociales, son asuntos que se relacionan con el poder político y la lucha por la democracia. Sí ésta última es mayor las distancias sociales se acortan, es decir se reduce la pobreza, porque allí está en juego el desarrollo humano; lo social y lo económico. Además en los regímenes democráticos las presiones abiertas de los distintos actores sociales y políticos logran que las decisiones sean a favor de reducir este flagelo, en comparación con los regímenes autocráticos donde están ausentes o son controlados esos espacios socio-políticos; se ocultan o manipulan informaciones en relación la gravedad de estos asuntos.

En el contexto anterior, es que se debe analizar las caídas sistemáticas de las autocracias en el Medio Oriente, por supuesto con las particularidades de cada caso. Pero allí, la realidad, es la ausencia de un verdadero estado derecho, las injusticias, las desigualdades, la usencia de libertades y el ejercicio de la democracia. Esas oleadas masivas de personas en las plazas y calles del mundo árabe, expresaron y expresan su indignación y no se retiraran jamás hasta no ver la caída de los autócratas de ocasión.

En Venezuela, ese largo camino para salir del infierno de la autocracia “chavecista”, cada día se acorta más. Los “indignados” nacionales tomaron las calles y se expresan a través de diferentes modalidades de luchas y formas de organización. Enarbolan las mismas banderas de aquella otrora “Revolución Francesa”: todos los seres humanos tenemos los mismos derechos. La sociedad y el estado no pueden estar al servicio de la boliburguesía y de una élite cívico-militar, sino del colectivo nacional. ¡Viva la libertad! ¡Viva la democracia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario