martes, 14 de junio de 2011

VALORES Y NORMAS RUEDAN POR EL PISO

Algo grave está pasando en el interior de la Sociedad y el Estado venezolano, donde es fácilmente observable una situación de descomposición psico-socio-cultural ciudadana. Un relajamiento de los valores, principios y normas, sin los cuales es imposible que se pueda hablar de cambios cualitativos o “revolución”. A no ser que ésta se entienda como la presencia permanente de escenarios donde debe prevalecer la anomia social, es decir la “no aceptación de nomas o su degradación”, pero que a su vez, se pueden generar escenarios de ingobernabilidad, porque se traduce en que nadie respeta nada; dejando que sean las denominadas conductas desviadas e incluso delictuales las que prevalezcan en el conjunto de la estructura social. Por cierto: ¿no es eso, lo que viene ocurriendo en la Venezuela actual?

De lo dicho testimonios sobran: la historia viva registra la Masacre en la cárcel del “Rodeo” en el Estado Miranda, donde un motín y/o enfrentamiento entre personas privadas de la libertad y los organismos de seguridad del estado dejan un saldo parcial de 19 muertos y 22 heridos. Es el drama diario de las cárceles venezolanas cuya situación de hacinamiento, condiciones infrahumanas, violación a los derechos humanos y escuelas de formación para el delito, mediante la actuación descarada de verdaderas mafias para el crimen y acciones delictuales de toda laya; es la mejor vitrina de la anomia social y falta de valores que predominan en estos recintos de la muerte y el delito.

Asociado al tema que nos ocupa: la crisis del sistema eléctrico nacional, cuyos apagones y por consiguiente la oscurana es casi permanente en cada rincón del país. Ahora resulta que los culpables somos los ciudadanos, es decir los que religiosamente cancelamos las tarifas por este servicio, incluso, con la suma de los aumentos frecuentes solapados; por los supuestos altos consumos de energía eléctrica. De esta manera, el gobierno y la élite burocrática que lo acompaña en relación a este renglón, se “lavan las manos como Poncio Pilatos”, ocultan el problema de fondo: la incapacidad gerencial, los desvíos de recursos, omisión o indiferencia ante las inversiones que debieron hacerse hace años, la falta de mantenimiento de los componentes del sistema y la no renovación tecnológica; entre otros. Es decir, aquí la transparencia, la ética, los valores y principios supuestamente “revolucionarios”; fueron echados al cesto de la basura. La gente no es tonta. Sabe perfectamente donde está la responsabilidad por esta crisis y sabrá cómo pasar la factura política correspondiente en las venideras elecciones presidenciales del 2012.

El tercer testimonio, considerando por supuesto lo más reciente, es el caso de un alto personero del gobierno de Esteban, que tiene el remoquete del “Rey de la Cabilla”, quien apenas ayer fue capturado por comisiones especiales de la DIM y el Cicpc, en Guayana. El personaje es un verdadero emblema de la corrupción en esa región. Denunciado reiteradamente en todas las instancias institucionales habidas y por haber. Y como no era posible seguir tapando estas vagabunderías y corruptelas con el negocio de las cabillas nacional en internacionalmente; se le dictó orden de captura por: “peculado doloso, concertación con contratista, malversación y asociación para delinquir”. El personaje aludido desempeñó altos cargos en el gobierno rojo-rojito, como: Director de Comercialización de Sidor, Miembro de la Directiva de “Control Obrero” y de la intervenida Cemex; Gerente de Ferresidor y Ceproca (Cabillas “Socialistas” de Carabobo). Un verdadero Zar de la nueva “Boliburguesía”.
Con estos testimonios de la historia viva: ¿De qué valores, principios y normas podemos hablar para el conjunto de la sociedad, qué pudiesen servir de ejemplo? ¡Estamos pues en presencia de un paradigma de estado y sociedad dizque “socialista” y “revolucionario”, que requiere de muchas intervenciones quirúrgicas para eliminar los “abscesos” que tiene en todo el cuerpo social!

¡Y precisamente no es Cuba, sino en Venezuela, en nuestra patria, donde deben realizarse estas intervenciones “médicas”!; ¿o no?

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