jueves, 23 de junio de 2011

"PATERNALISMO" Y "CLIENTELISMO" EN VENEZUELA

Es increíble, pero los más persistentes cuestionadores del papel del Estado en la denominada época de la “IV República”, en cuanto a lo contraproducente de reforzar la cultura y conductas “paternalistas” y “clientelares” en la población venezolana; sean hoy, los principales actores políticos de la cacareada “V República” y, de la dizque “revolución socialista”. Constituidos así, en los más convictos y confesos defensores de esta deformación, en su praxis política cotidiana. Aún cuando en los discursos retóricos y demagógicos de ocasión, no cesan de predicar la necesidad de la “participación protagónica de la gente”.

Esa contradicción entre el dicho y el hecho, está expresándose en qué se le esté cavando la propia tumba al modelo de Capitalismo de Estado “salvaje”, con mezcla de “militarismo”, “caudillismo” y “populismo” prevalente en Venezuela. Porque hay un cuadro evidente en la calle de una especie de insurgencia popular, de descontento social; por los graves problemas y crecientes demandas populares, el derroche, la corrupción y una élite estatal roja-rojita burocratizada, incapaz de solucionar casi nada.

Las experiencias del “socialismo real” soviético y el de Cuba, al parecer, no han sido suficientemente asimilados por la élite que gobierna en Venezuela. Porque no han aprendido la lección del rumbo equivocado de esa política desacertada de aferrarse al poder por el poder mismo, amparándose en el “paternalismo” y el “clientelismo”, como las únicas tablas de salvación del alicaído régimen rojito.

En Rusia ocurrió el derrumbe de ese modelo prácticamente sin ton ni son. Y en Cuba, después de más de 50 años de “revolución castrista”, los resultados en la economía, condiciones y calidad de vida de la población, son deprimentes. Y la élite de poder en la isla para sobrevivir, se aferra desesperadamente en los petrodólares venezolanos, regalados en cifras astronómicas por el Esteban “Don Regalón” de Miraflores.

En el caso venezolano, los recursos provenientes del “oro negro” han dejado un buen margen para la sostenibilidad del “paternalismo” y el “clientelismo”, pero aún así son insuficientes, porque los problemas y demandas sociales superan a la oferta estatal. La nómina del aparato institucional, por ejemplo, crece a un ritmo endemoniado cercano a la cifra de los 3 millones de trabajadores públicos.

Lo cierto es que, hoy en día, los actores del poder central rojito, no están en capacidad de pagar siquiera las nóminas de personal, ni mucho menos los beneficios contractuales de los trabajadores del Estado. Amén de las becas, subsidios, préstamos y ayudas económicas para una gran parte de sus conmilitones. Tampoco a todos los ciudadanos registrados podrán hacer entregar las viviendas prometidas, los electrodomésticos, materiales de construcción y otras modalidades del “paternalismo” y el “clientelismo”.

¡Vencer esta cultura y política dadivosa estatal rojita, castradora de la dignidad ciudadana, constituye un gran desafío. Porque no hay otra salida; si queremos cambiar radicalmente el rumbo de la nación; contraponiéndole la cultura del trabajo productivo, la creatividad y la participación auténtica de las mayorías nacionales, en una serie de iniciativas individuales y colectiva, en pro del desarrollo integral de la nación!

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