viernes, 24 de junio de 2011

PARADOJAS DE LA UNIDAD NACIONAL

Venezuela, sin duda, pasa por un proceso realmente traumático que mantiene divididos a todos los nacionales. Pero no sólo por el cúmulo de situaciones de injusticias, inequidades y desigualdades sociales existentes en la estructura de la sociedad en su conjunto; sino también por la lucha por el poder mismo, la lucha de ideas entre las grandes corrientes del pensamiento o distintas visiones del país.

Para el “chavecismo” la unidad nacional es sinónimo de la aceptación incondicional y compulsiva del caudillo de Miraflores y del paradigma supuestamente “socialista” y “revolucionario” (más bien de un “capitalismo de estado” “salvaje”). Y de que, para lograr sus objetivos, ha recurrido a caminos ilícitos y condenables. Los contenidos de los preceptos constitucionales, por ejemplo, son violados sistemáticamente.

El despojo de la independencia y autonomía entre los poderes públicos. La supresión de un “plumazo” del proceso de descentralización y en consecuencia de facultades y competencias de Gobernaciones, Alcaldías y Juntas Parroquiales. La politización de los órganos de administración de justicia y de las Fuerzas Armadas. Tampoco hay garantías de respeto a los derechos políticos, sociales, económicos, humanos y jurídicos.

El otro gran bloque, distinto al “chavecismo” denominado por cierto de “Unidad Nacional”, se concentra una mayoría de partidos políticos, organizaciones y movimientos sociales con diversidad de pensamientos e ideas (“socialdemócratas”, “socialcristianos”, “socialistas democráticos”, “liberales”, neo-liberales; etcétera), que han logrado diseñar una plataforma de consenso, en torno a la defensa de los principios democráticos, libertad, derechos humanos y de los ciudadanos, en fin de los derechos consagrados en la vigente Constitución Nacional.

La gran paradoja son las diferencias ideo-políticas entre los distintos factores que integran esta confluencia. Y de cómo se manejarían de llegar a ocupar poder del Estado, para dirimir asuntos extraordinariamente controversiales: poderes públicos, instituciones, organismos y empresas públicas “partidizados”. Reversión del proceso de descentralización. Revisión de las “misiones sociales” (¿?). Postura que asumiría con los convenios “chimbos suscritos” con países extranjeros. ¡Papa caliente, sin duda!

Existe, en menor cuantía, el bloque de la llamada “Tercera Opción” que también cree en la “unidad nacional”, pero que difiere de los planteamientos de “tirios” y “troyanos” y; consideran una aberración optar entre el fracaso del pasado y el fracaso del presente “chavecista”. Tiene propuestas interesantes en torno a un “proyecto nuevo de país”, distinto al modelo del rentismo petrolero; acogen a la educación, conocimiento y desarrollo de la ciencia y tecnología como palancas impulsores de un país distinto, combinado con la participación ciudadana auténtica; la ética productiva, distante del clientelismo y paternalismo de estado. Amén de enarbolar las banderas de un país independiente y soberano, sin ataduras con potencias y países extranjeros.

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