jueves, 22 de marzo de 2012

AUTOCRACIA DESESPERADA

La orden del caudillo de Barinas es la de colocar trabas, obstáculos de diversa índole y restringir a los moderados espacios democráticos que todavía subsisten en la Venezuela de hoy. Se está desesperando ante el avance sostenido de una gran masa democrática y crítica, que rueda indetenible a lo largo y ancho de la geografía nacional; con el claro objetivo de impulsar cambios profundos en el seno del estado y la sociedad, a través de conquistar el poder político e institucional por la vía democrática y desarrollo de un proyecto nacional consensuado con los ciudadanos, organizaciones políticas diversas y organizaciones sociales.

La imposición de decisiones desde la cúspide del poder central, responde al esquema “militarista”, es decir a todo un sistema vertical, donde la obediencia y la sumisión de los de “abajo” a los órdenes de los actores de “arriba”, lanza al basurero de la historia la cacareada participación protagónica de la gente, que es principio y ley de rango constitucional.


Nada se discute, porque quien promueva debates y discusiones en relación a los grandes asuntos nacionales que atañen a los intereses colectivos; es inmediatamente considerado desleal al autócrata y abandonado a la suerte del sistema inquisidor prevalente en el gobierno y en el Psuv. Un testimonio reciente: lo ocurrido al “gato Briceño”, gobernador del estado Monagas, expulsado del partido, por colocarse en una posición crítica ante el problema del agua contaminada por el derramen petrolero en las aguas del Río Guarapiche y, por los efectos negativos en la salud pública de los monaguenses.

Si lo anterior ocurre, a lo interno, con este modelo autocrático de gobernar, que pueden esperar los adversarios políticos, a quienes esa intolerancia llega a niveles inadmisibles, porque ni siquiera se les considera como tales; sino como enemigos a “aplastar” como sea, utilizando desde la campaña mediática para descalificarlos, insultarlos y amenazarlos; hasta la utilización de procedimientos de “Terrorismo de Estado”, propios de los regímenes fascistas.

Testimonios sobran, pero veamos otro reciente: la orden de Esteban de poner freno y establecer responsabilidades “legales” con los recursos de los distintos poderes del Estado, por una supuesta “campaña conspirativa y desestabilizadora” de ciertos medios de comunicación y opositores, utilizando el problema de la contaminación de las aguas, específicamente con las denuncias públicas en los casos de Monagas, Zulia, Carabobo y Región Capital.

Sin duda, el éxito de las Primarias realizadas por la oposición, su impacto positivo y multiplicador en el seno de millones venezolanos…enloquecieron al “oficialismo”. ¡Amanecerá y veremos!

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