El patrono-gobierno está haciendo estragos con los intereses de los trabajadores de las instituciones públicas y empresas públicas, porque viene haciendo caso omiso a lo contemplado en los contratos colectivos, Ley del Trabajo, decretos y los convenios internacionales (OIT, por ejemplo). Peor aún se niega a discutir nuevas convenios colectivos, desde hace años, o; paga los salarios incompletos y cuando le da la gana. Verbigracia la acumulación de deudas a magnitudes siderales y la no cancelación de las prestaciones sociales.
Y como corolario este gobierno “chavecista” desconoce las reclamaciones laborales y a la dirigencia sindical, a través de las distintas presiones que éstos ejercen en la calle o en las diversas instancias institucionales. Más grave: acosa, persigue, atropella, despide, encarcela, aplica el “Terrorismo de Estado” y “sicariato” en contra de la masa laboral, al símil de las conductas salvajes de regímenes fascistas y militaristas.
El desamparo en que se encuentran los trabajadores es tan insólito, que no tiene parangón histórico y porque los mismos se hallan en una situación importante de debilidad organizativa y capacidad de movilización o; dado las divisiones intestinas, propiciadas de una manera artera por actores políticos del oficialismo. Así, por ejemplo, los trabajadores de las empresas básicas de Guayana no ven respuestas a sus reclamos reivindicativos. Igual sucede con una porción de los trabajadores de Pdvsa, para un total 5 mil, quienes fueron despedidos y ésta no acepta los reenganches de ley. Tampoco tienen dolientes los trabajadores del Ministerio de Interior y Justicia (del Sistema Penitenciario) encuentran eco ante la exigencia de pagos de sus salarios y demás beneficios, desde el mes de diciembre del año pasado, porque la Ministra “fosforito” mantiene la postura caprichosa e ilegal de despedirlos a todos, porque –según ella- todos son “escuálidos”.
Este gran masa de “proletariados”, como gusta denominarlos la élite chavecista, al repetir como loros los términos marxistas; están obligados a realizar esfuerzos supremos de unirse, organizarse y coordinar acciones comunes propias de estos movimientos sociales, para poder atajar con éxito estas políticas y actos nefastos de los “gobierneros”, al no respetar conquistas históricas establecidas por la Constitución Nacional y convenios suscritos por Venezuela ante la OIT.
De igual modo, sería de mayor prioridad para el movimiento nacional de trabajadores; contar con capacidad de unión, beligerancia y movilización para hacer frente al proyecto Maquiavélico de los líderes rojitos, burocracia estatal y boliburguesía de imponer ese mamotreto de la Nueva Ley del Trabajo, sin siquiera haberlo discutido con la base y dirigencia laboral. Y en consecuencia, ésta sólo respondería a los intereses de la minoría que gobierna al país, en desmedro de las genuinas necesidades y demandas de la mayoría de los asalariados de Venezuela.
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