martes, 13 de marzo de 2012

¡PAZ!…ANTE EL ESPEJO DE LA VIOLENCIA

Vivimos un mundo kafkiano, el de una locura infernal, pero necesitamos al símil de Kafka, a 100 años de su magistral obra “La Metamorfosis”, transformar esas criaturas luciferinas de la violencia en ángeles de la paz, para que la hermosura de la vida se presente con todo su esplendor en los campos de la siembra, en los ríos y riachuelos, en los cánticos de los pájaros y en los hombres abrazados que prodigan libertad, justicia, equidad y fraternidad.

No podemos aceptar de brazos cruzados que en los campos de batalla o en las calles de Siria, Afganistán e Irak los niños, mujeres y hombres sean objeto de blancos fáciles de las armas de las guerras o confrontaciones armadas inútiles, para arrebatarles la vida, herirlos o dejarlos incapacitados para siempre. O para que el mundo vea estupefacto la destrucción de civilizaciones enteras, ruina, desolación, luto y tristeza por doquier.

En Venezuela, no hay guerras declaradas con las formalidades requeridas para estos eventos de la muerte, salvo las expresadas por la retórica inacabable del caudillo de Barinas de “pulverizar” a los adversarios políticos o en el contenido de sus arengas “antiimperialistas” de no descansar hasta ver destruido al “imperio”. Pero sí hay una intensa “guerra social” de hecho, donde miles y miles de ciudadanos pierden la vida anualmente, son heridos o sus pertenecías les son arrebatadas por grupos de hampones o malandros, que vienen ejerciendo sus acciones delictuales cotidianas con un absoluto dominio socio-territorial en ciudades y comunidades; con impunidad, complacencia o contemplación oficial.

Verbigracia el fenómeno, socio-político, de que grupos civiles armados, con prontuarios delictivos, son hasta incentivados por el gobierno de turno, para incurrir en fechorías al margen de la ley, como es el caso público, confeso y notorio del grupo del 23 de enero de Caracas, “La Piedrita”. O lo más reciente, en la misma ciudad capital, en Cotiza, cuando otro grupo parapolicial, uniformado de rojo, con armas en la mano, dispararon e hirieron a miembros de grupos opositores, que pacíficamente realizaban actividades propias de la campaña electoral, para la elección de un nuevo Presidente de la República, en los comicios de octubre del presente año.

Así mismo, en los recintos carcelarios, la violencia cobra víctimas casi todos los días y la parte oficial sólo se la ha ocurrido la “brillante idea” de liberar, a diestra y siniestra, a personas con graves faltas ante las leyes de la República, por un mero objetivo político-electoral o ante la incapacidad de controlar policial y socialmente a esta “guerra social”, que a todas luces, pareciera irrefrenable.

Existen innumerables experiencias, en distintas partes del mundo, de que es posible alcanzar la paz social; pero ello implica mucha capacidad de diálogo y lograr acuerdos básicos sobre políticas de Estado y planes conjuntos, entre diversos los actores y sin discriminaciones inaceptables; para lograr contener a este flagelo terrible, que hoy por hoy, siembra terror y miedo entre los nacionales.

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