viernes, 2 de marzo de 2012

DE APAGONES…EN APAGONES…

Que terca es la realidad -diría uno- o, más bien que desastre la gestión gubernamental del caudillo de Sabaneta, cuanto pregonaba en sus “Aló Presidente” y Cadenas Nacionales a cada rato y por cualquier menudencia para hablar y hablar, de que Venezuela sería una Gran Potencia bajo su mandato y que “nadie tuviera la menor duda”. Porque esa promesa, como las incalculables que hizo y viene haciendo desde hace 13 años, se las llevan los vientos y espantos de las sabanas del llano venezolano.

Y muy por el contrario, lo discutible hoy, es si el referido personaje nos está acercando al precipicio del nunca más volver, hacia un país del cuarto mundo; donde los apagones eléctricos, sólo para señalar una de las tantas penurias sociales, agobian a millones de seres humanos que residen en esos lugares de civilizaciones específicas. Éstos son cada día más frecuentes y alejan las posibilidades en esos países de alcanzar metas de modernidad o posmodernidad, vanguardia de los increíbles avances en condiciones y calidad de vida. Amén de la superación inconmensurable en conocimiento, ciencia tecnología.

Lo cierto es que los apagones ya forman parte de la cotidianidad en la provincia venezolana, porque en el área metropolitana de la Gran Caracas se raciona, pero con una sutileza digna de los cuentos de las realezas monárquicas, quizá por la extraordinaria concentración de población beligerante o, por ser asiento de todos los poderes públicos, incluyendo al del gran “faraón de Miraflores”.

Los apagones, entonces, programados y no programados dejan en el limbo los planes colectivos e individuales de millones de personas que se les limita y causa estragos a su quehacer diario productivo; a la industria y comercio, al funcionamiento de la red institucional y privada, que brinda servicios a la colectividad en salud, seguridad, educación, alimentación, cultura, recreación, deportes y un largo etcétera. En fin, todo se paraliza como la vida misma de las personas, en esa extensa red compleja de relaciones sociales y humanas.

Las explicaciones o mejor dicho excusas oficiales ante los apagones, van de lo anecdótico, trivial o las engañifas más inaceptables: “El niño”, “las iguanas”, “incendios”, “sequía del Guri”, “sabotajes”, “el sobreconsumo”, “los grandes comerciales”…”ya concluyó el racionamiento”, “terminaron los apagones”… hasta los decretos o medidas punitivas a través de multas o suspensiones definitivas de la energía eléctrica a los consumidores…o aquella exhortación “salomónica” Presidencial de “bañarse con totumitas”…pero siempre escondiendo las causas de fondo: falta de inversiones, gerencia desastrosa, escaso mantenimiento, déficit de equipos y tecnología adecuada, corrupción y politización del servicio, negligencia, “descuido”; entre otras perlas…

Finalmente, si algo justifica el cambio sustancial en la dirección y rumbo definitivo del país, es precisamente estos “apagones endemoniados”, que están haciendo de nuestras vidas un verdadero infierno… ¡a movilizarnos, organizarnos y vencer!… ¡es el gran reto!

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